No soy sociable, es más, soy antisocial. Ni lo niego, ni lo oculto. Es lo que hay. No me gusta la gente. La gente, generalmente, da asco. No quiero conocer gente, gracias. Acaban por defraudarte. Ya no soy el único que lo piensa. Siempre pensando en si misma. Siempre avasallando al prójimo. Siempre riéndose de las desgracias ajenas. Siempre malmetiendo. Parece que quieran herirte, hacerte daño, que sufras, porque si alguien sufre más que ellos es como si no sufrieran, como si lo suyo fuera menos. La gente odia… no tengo más odio que el odio que me tienes, co. A veces sin razón… bueno, no hay razón para el odio, así que es siempre sin razón. Viven por y para hacer el mal… no toda la gente, evidentemente, generalizando… aunque sé que no es mi estilo. A la gente le suda la polla el resto de gente, de congéneres, de coetáneos e, incluso, allegados. Supongo que tendrá algo que ver con la falta de respeto. Si ya no nos respetamos entre humanos, no te quiero ni contar lo que pasa con el resto de seres y cosas. La vida esta devaluada. Nada vale nada. La vida vale nada. No nos respetamos ni a nosotros mismos. Acabaremos abocados a la destrucción, es un hecho.
Luego resulta que también soy buena persona... y estoy bastante harto. Ser buena gente siempre te hace perder el tiempo y, a veces, el dinero. No se puede ser buena persona hoy en día. Si eres buena gente te engañan, ningunean, menosprecian. Te harán trabajar más de la cuenta, o fuera de hora o, incluso, gratis. Se aprovecharán de tu buena fe conocidos y vecinos, jefes y no tan jefes, hasta los amigos… bueno, a éstos se les perdona. A lo mejor sólo me pasa a mi. A lo mejor es que funciono al revés, que no sé decir que no, que no me sale ser mala gente. Intento respetar al prójimo, pero no hay reciprocidad. Intento no molestar, pero siempre tengo la sensación de hacerlo. Cuando se es buena gente, a parte de la cara de tonto, tienes la sensación de que lo eres, de que todos lo hacen bien y eres tu el que está equivocado. Y todo el rato me intento convencer de que no, de que estoy en lo correcto, de que lo más importante es el respeto, el vive y deja vivir. Pero cada cierto tiempo me canso, me harto o me decepciono a mi mismo. Odio a la Humanidad. No hace más que darme motivos para odiarla. Y no quiero. Sé que hay gente maravillosa por todas partes, gente que sonríe, gente que respeta, que se preocupa por los demás, que ayuda... y aún así... estáis condenados a vuestro propio infierno.
Y lo más sorprendente es que también soy lo mejor que le ha pasado a alguien. Ya sé que ahora todos pensareis que qué bonito, y todas esas cosas. Sí, muy bonito, pero es una responsabilidad. Partiendo de la base de que, que yo sea lo mejor que le ha pasado a alguien, es un tanto… triste, no por el hecho en sí, si no por la persona. Cómo puede un tío marginal, freaky, antisocial, aburrido, etc. Ser lo mejor que le pasa a alguien. Eso demuestra que el ser humano es extraordinario. O que está mu loco. Y ya me sé la historia de la baja autoestima, de la infravaloración y demás eufemismos. Blablabla. No es que me quiera poco, ni mucho menos. Simplemente intento ser objetivo. Y, siendo objetivo, soy un tío aburrido y parao, raro de cojones y bastante drogadicto… entre otras cosas. Es cierto que algo bueno he de tener… soy buena gente, no deseo el mal a nadie… y supongo que poco más. También es cierto que hay gente que se conforma con poco. Yo mismo, entre otros. Soy feliz con poco. Bueno a lo que veníamos que me disperso. Es una responsabilidad y a la vez, no lo es. Esto es; hay que mantener el nivel, pero no hay nivel. Ya sé que me explico muy mal, lo siento. Cuando eres lo mejor que le ha pasado a alguien por algo que has hecho, debes de seguir en la misma línea. Pero yo soy lo mejor que le ha pasado a alguien sin haber hecho nada, sin esforzarme. De hecho, no he sido ni consciente. Eso si que empieza a ser bonito. Y estar con una persona que piensa que merece la pena perder su tiempo contigo…
“Yo no sé si debí besarte,
sólo sé que darme largas no es maduro por mi parte”
Dos minutos, Pablo (con Jab Jones).
Algún día… hablaré menos de mí, prometido.
sábado, 4 de octubre de 2008
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