Ante la pregunta: ¿te pasa algo? Sólo cabe una respuesta: la vida me pasa. Siento ser así. Tan anti social. Tan pesimista. Tan difícil. A veces pienso que no soporto la vida. Que me viene grande. Tener pareja me viene grande (y eso que tengo una pareja que es increíble, que me aguanta, que me entiende -o lo intenta-, que me comprende y me ayuda). Intento adaptarme, de verdad. Intento ser sociable. Y a veces lo consigo. A veces me veo en el papel. A veces entablo conversaciones. A veces hablo y me río como antes. Ya no todo es como antes. Pero no consigo apartar de mi cabeza al odio, el rencor, la ira y la muerte. En realidad sé que no es cierto. Que soy un exagerado. Que no sé que me pasa. Te rallas por todo, joder, te rayas por nada. Que vuelvo a discutir y lo odio. Que todo pasa tan deprisa... Y ya empiezo a pensar que el mal no ayuda, más bien al contrario. Y que cualquier día lo dejo... Para volver a cogerlo con más ganas, si cabe. Antes… antes discutía. Me interesaba. Me estresaba. Discutía. Nunca ha sido positivo. Antes me reía constantemente… ahora sólo sonrío. Antes hablaba sin parar… ahora procuro evitarlo. Pero de repente… me sorprendo en un monólogo inacabable. Ya no sé si lo que digo, lo he pensado antes. Y eso no es del todo positivo. Se me va la boca. Que soy un bocazas, vamos. Suelo meter la pata cuando hablo demasiado. Se me juntan las ideas con las palabras y no sé que es lo que digo en voz alta y lo que no… soy un caos.
Ahora me pesa la vida. No me apetece hablar, ni reírme, ni sonreír, ni discutir. Creo que he aceptado que estamos de pasada. Que nada de lo que haga va a cambiar un ápice todo lo que venga después. Mi única duda es si seré capaz de hacer feliz a los que me rodean. Es mi única obsesión. No molestarles, no estorbarles; ser su cómplice, no sus grilletes. No quiero ser el palo en la rueda de nadie. Quiero que si alguien necesita deshacerse de mi para conseguir sus objetivos, ha de hacerlo. Debo ser la persona más prescindible de la tierra, con matices. Nunca daré más de lo que doy a día de hoy. Me esfuerzo para hacer cosas que a la gente le parecen lo más normal del mundo. Me esfuerzo por socializar, y la gente resulta que lo hace sin querer. No me siento a gusto dentro de un grupo de persona… ni siquiera con mi familia. Me siento fuera de lugar… la gente me agobia. Y eso que vivo en Barcelona… o a lo mejor es por eso. Siento defraudar a mi pareja por ser así. Ella tiene mucha familia… y muchas amigas… a las cual, no conozco. Es como para echármelo en cara. Siempre que me ha ofrecido ir a algún evento social he dicho que no. Pero no por ella. Ni por el evento en sí. Si no por mí. Es como si estorbara. Que a lo mejor no es cierto, pero a mi me lo parece siempre. También he ido a bodas de amigos, dos para ser concreto, y me lo he pasado de puta madre, lo que no quita que me haya sentido fuera de sitio. A gusto, pero fuera de lugar. Y eso que mis amigos son de lo mejor que te puedes encontrar por la calle, gracias a un dios. Pero bueno… es solo a veces. Otras veces, no sé cómo ni por qué, me encuentro dando la chapa a mi interlocutor. Sin sentido, sin gracia y sin ganas de nada. No entiendo porqué me hiperactivo por momentos. Debe ser la cafeína. Me da por hablar, por contar historias, por repetirme. A veces acabaría con todo… pero esta puta apatía no deja que me mueva.
Me cosen los hilos de mi traje los desastres. Intento ser positivo. En serio. A veces lo consigo. Pero se ponen en mi contra. Y creo que son mis propios actos. Ni el destino, ni la sociedad. Yo. Soy yo mi propio enemigo. Mi desidia y mi dejadez. Mi mala memoria. Mi cero planificación. Hago demasiadas cosas mal. No me entiendo. Doy la vida por cosas que me parece que lo merecen… luego resulta que soy un radical, un obsesivo, un contra natura. No entiendo a esta sociedad, como no me acabo de entender a mi. Si sé de sobra que hay cosas que son así, porque son así; qué cojones hago oponiéndome ¿qué gano? No gano nada. Es más, diría que pierdo. Intento no creer que el ser humano está corrupto y que ninguno de ellos merecen más que una muerte lenta y dolorosa. Lo intento. Pero de repente llega uno y miente descaradamente y sin tapujos. Llega otro y mata. Otro roba. Otros… que sé yo. Y mi fe en la humanidad vuelve a las cenizas de las que nunca debió resurgir.
Soy un raro. No puedo soportar al ser humano en su estado actual, he de ser engañado. Los psiquiatras deben tener un término para designar eso, yo también lo tengo para los psiquiatras. Charles Bukowski
P.D.: No sé dónde meto las palabras positivas, pero prometo recopilarlas todas y hacer algo menos deprimente… en serio.
domingo, 22 de febrero de 2009
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