-Variante 16-, dijeron… las putas drogas… cuándo aprenderemos. Vengo a verlo siempre que puedo. Éramos amigos. Hace muchos años. No sabe lo que dice… se le va la cabeza. Divaga. Se pierde. Dice frases sin sentido. A veces… me cuenta alguna historia. Ya no sé si son verdad o no. Ya no sé si de verdad éramos tan amigos. Si pasaron tantas cosas. Si nos lo pasábamos tan bien. Yo le creo. Éramos… somos amigos. No los mejores amigos del mundo… pero si amigos. Desde que me enteré… todo ha perdido un poco el sentido. Me gusta creer sus historias. Me gusta saber que he sido feliz.
Ella era joven y decidida. Él, viejuno y apático. Yo era amigo de los dos… viví con ellos esta historia…
Todo empezó no recuerdo cuándo, hace muchos años. Él vagaba por la vida sin prestar demasiada atención a nada... y menos a las mujeres. Ella era una niña por aquel entonces... una niña morena, gitana, muy guapa. Sus ojos negros pareciera que te inflamaban el alma. Si ella quería, te hervía la sangre. Los tres íbamos con el grupo. No recuerdo cómo se formó. Supongo que éramos amigos. Estábamos muy unidos. Recuerdo una vez… bueno, ya no la recuerdo, pero hay muchas historias que contar… pero no hoy. Estoy cansado. Y ya habías empezado una. Un viejo y una joven. Si, si… eran muy amigos. Ella sentía auténtica devoción por él. Él iba a su bola. Ella se llamaba… Brune. Sí… era muy guapa. Le quería mucho. Era muy joven. Supongo que le atraía que él fuera un adolescente. Rebelde. Muy buena persona. Daba la vida por los demás. Todos éramos felices. Salíamos de fiesta… hacíamos deporte. No nos privábamos de nada. Bebíamos. La droga era fundamental. Cuánta música por aquel entonces. Ella disfrutaba mucho de su compañía. Y a él se le veía encantado con su pequeña. La protegía. La escuchaba. La quería. No tenía más que abrir su preciosa boca… con labios carnosos… sonrisa deslumbrante… yo también la quería. Pero sólo tenía ojos para una persona. Él tuvo que marchar a la guerra… putas guerras. Todo pasó muy deprisa. De repente, un conflicto que parecía controlado… el Golfo, Irak, Vietnam, los rojos, Somalia… como cualquier otro. Algo no debió salir bien. Todo se puso oscuro. Era como de película… una película demasiado real. Tan real que la podíamos sentir en la propia piel. Después… el caos. Toque de queda. Racionamiento. Llamada al frente. Nos dispersamos. Siempre que teníamos permiso íbamos al local del grupo. Sólo tenía ojos para él. Se abrazaban. Se besaban. Se querían. Me ardían las entrañas. Yo era egoísta por aquel entonces. Pasó el tiempo. Nos veíamos de vez en cuando. Supongo que hacíamos nuestra vida. De repente… no recuerdo cómo, todo acabó. Muchos años después… malditas guerras. Nos volvimos a juntar. No era lo mismo. Teníamos pareja. Trabajos. Una vida al margen del grupo. Ella sólo tenía ojos para él… pero se lo montaba con todo el mundo. Supongo que eran muy amigos. No sé quien estaba enamorado de quién… pero había amor. Pero algo raro pasaba. No tenían gustos afines. Desde las drogas a la música o la ropa. La diferencia de edad, probablemente. Él despertaba sexualmente cuando ella era demasiado ingenua. Cuando ella descubría algo, no era con él. No coincidieron en el primer beso. Yo… yo ya tenía pareja… la conoces, ¿verdad? No te desvíes. Creo que esta historia no me la sé. Es que es la primera vez que te la cuento. ¿Te has acordado ahora? Ya casi no se veían. Iban pasando los años. Él iba teniendo trabajos lejos del grupo. Ella iba teniendo parejas en su zona. Siempre que se veían… se abrazaban. Se besaban. Pasaron muchos años sin verse… tres o más… quizá cinco. Bueno, no sé. El caso es que ella era una jovencita de veinte años y el un viejo de treinta. Cuando ella empezaba a salir de fiesta, a él le apetecía ir de tranqui. Ya no aguantaba hasta las ocho de la mañana… como cuando tenía veinte años. Cuántas veces deseó tener unos años menos… Ya casi no coincidían. Y de repente… nos juntamos todos. La montamos gorda. Teníamos una semana para estar todos juntos. Nos lo pasamos en grande. Salimos de fiesta casi todos los días… qué tiempos. Ellos eran amigos. Pero ya no tanto. No se sentaron juntos a cenar. Ya no coincidían en las mismas salas. Pero cada vez que se juntaban… saltaban chispas. Ella le buscaba. Le obligaba a bailar la música que odiaba. No necesitaba más que acercarse contoneando sus preciosas caderas… Desde fuera pareciera como si de un momento a otro se fueran a enrollar. Él la miraba… el alcohol también ayudaba… ella se mordía el labio cada vez que bailaban… Él tenía pareja. Ya sabes como se bailan esas músicas, ¿no? Movimientos eróticos y todo eso… me ardían las entrañas. Yo seguía enamorado de ella. Eran tan felices. Y de repente se fueron. Desaparecieron para siempre. No sé quién sufrió más. Estaban destrozados. Y de repente… pasó algo... o no… ya no lo recuerdo… ... ... ... ... Pósito, se llamaba. Pósito soy yo… ¿Y por qué lloras?
“Trabajando es un hombre,
durmiendo es una mujer,
es casi Dios cuando sueña,
un niño al oscurecer;
si te odia es un ángel,
si te quiere es Lucifer,
pero cuando sus lágrimas caen,
una pequeña niña es.
(...)
Trabajando fue un hombre,
en cama una mujer,
un ángel cuando soñaba,
un niño al oscurecer;
Casi Dios cuando odiaba,
queriendo fue Lucifer,
y cuando, pobre, lloraba
una pequeña niña fue.”
El último metro, Los Suaves
domingo, 18 de enero de 2009
martes, 13 de enero de 2009
El dinero es la condena del hombre
Me sentí un vendido, sin serlo. Estuve en esa disyuntiva ante la cual siempre hay que elegir. Un cambio. Siempre es un cambio. Otro más Y no es solo el cambio, si no lo que dejas atrás. Esto no es más que un símil. Casi cambio de trabajo. Más estable, mejor pagado, más difícil, más cómodo, de peor acceso, con peor horario, más tranquilo, con más opciones. Diferente. Al final ni era tan estable, ni tan difícil, ni tan cómodo ni nada. Y el dinero no lo es todo en esta puta vida. El sentirse valorado. El poder medrar. Hay cosas que suplen al dinero. De hecho, casi todo suple al dinero. Malditos fenicios.
¿Te acuerdas cuándo pensábamos que el dinero no lo era todo? Nos equivocábamos. Resulta que sí que lo es. Manda huevos. Ahora resulta que estamos de crisis. Vale. Ahora resulta que hemos encontrado el significado a la palabra capitalismo: privatizar las ganancias y sociabilizar las pérdidas. Es cojonudo. Siempre he dicho que el que inventó los bancos se lució muchísimo, puesto que es un establecimiento donde ni te venden, ni te compran nada; ni te ofrecen ningún tipo de servicio, y, encima, te cobran por traficar con tu dinero. Lo gracioso del todo, es que si lo pierden jugando a la Bolsa… ¡es tu dinero! No les vengas con mandangas de que eran los ahorros de toda tu vida, de tu jubilación o de la universidad de los niños. Se la sopla. Sólo entienden de beneficios. Son una empresa al fin y al cabo. Lo que me jode sobremanera es que pidan dinero al estado alegando que es para los clientes (nosotros). Siempre pierden los mismos. Alguien tuvo que verlo venir. Conceder hipotecas a gente que no la puede pagar iba a tener consecuencias, es evidente hasta para mi. Pues no lo vieron. Gracioso, ¿eh? Ni puta gracia tiene. Y ahora van los estados y les dan dinero. Pobrecitos, sólo han ganado un ocho por ciento menos que el año pasado, lo cual no baja de billones de euros… que no sé ni los ceros que tiene, ni quiero saber cuánto es en pesetas. No me interesa. Me vale con estar mosqueado, no quiero una úlcera. Y aún hay otra cosa más graciosa… bueno, en realidad hay dos. Una es que los gerifaltes han propuesto una manera global de regular estas cosas (economía global y esos rollos)… anticipo: no servirá para nada. La segunda es que, después de darle dinero a los pobres bancos para que reactiven la economía, el estado ni siquiera se ha quedado con parte del banco o sus beneficios. Esto me huele a fondo perdido… que no esperan que el banco les devuelva nada, vamos. Es que después de privatizar durante un montón de años pensando que era bueno, no vamos a empezar a sociabilizar ahora, ¿no? ¡Eso dicen! Pero como que no, alma de cántaro, el estado (llámalo estado, federación, autonomía o gilipollas unidos, me da igual), el estado, digo, es el instrumento de regularización y, aunque nunca debería tener beneficios, si que podría dejar de ser deficitario. Y luego vienen las consecuencias directas, esas que los políticos, gobernantes y magnates hablan como si las conocieran… y en su puta vida se han visto en una de esas. Como por ejemplo: tres millones de parados (y en alza). Así dicho es sólo un número, pero en realidad son personas, familias. No compran porque no tienen dinero, no les conceden hipotecas (¡a buenas horas!) y resulta que fomentan la inflación porque no gastan… pero que cojones van a gastar si no tienen un puto duro. Y lo peor, está por llegar, según los que saben… los que saben mogollón pero no han sido capaces de evitarlo. Y luego están los que se apuntan al carro. Los de los ERE’s a mansalva. Vale que no se venden coches, la gente no tiene dinero; vale que han bajado las producciones mundiales… vale, pero alguno se apunta al carro seguro. Han visto en la crisis la oportunidad perfecta para limpiar la plantilla (ellos lo llaman abaratar costes) o deslocalizar la empresa (no sé como lo llaman, pero yo los llamo hijosdeputa).
Qué haría con mi vida. Imagínate que cubren todas tus necesidades básicas. Que te dan un sueldo de x euros al mes por nada. Qué harías. Qué cojones harías. Yo, personalmente, nada de nada. Rascarme los huevos, vamos. Bueno… hay matices, ya sabéis. Pero lo gracioso de esto es que hay gente que buscaría trabajo. Pero vamos a ver, ¿estamos tontos? Me dicen que se aburrirían. Que no sabrían que hacer. No tienen, acaso, un hobby, un quehacer, un algo. Viajar, estudiar, leer, descubrir, hacer ejercicio, dedicarse a uno mismo, escribir… qué sé yo. Pero seguro que acabarías aburrido, además, estarías solo, viajar solo… me saldrían amigos de hasta debajo de las piedras, te lo aseguro. Además, tampoco necesito a nadie. Aprovecharía el tiempo libre de mis pocos amigos. Disfrutaría. Y una cosa te digo, te puedo demostrar cuando quieras que no me aburriría, si no me crees, hagamos la prueba, paga.
En fin. Esto último es una conversación con amigos/as. No sé si es literal, pero se aproxima bastante… a lo mejor faltan tacos por mi parte… es posible.
“Nothing in my life is free”.
Freak on a leash, Korn.
¿Te acuerdas cuándo pensábamos que el dinero no lo era todo? Nos equivocábamos. Resulta que sí que lo es. Manda huevos. Ahora resulta que estamos de crisis. Vale. Ahora resulta que hemos encontrado el significado a la palabra capitalismo: privatizar las ganancias y sociabilizar las pérdidas. Es cojonudo. Siempre he dicho que el que inventó los bancos se lució muchísimo, puesto que es un establecimiento donde ni te venden, ni te compran nada; ni te ofrecen ningún tipo de servicio, y, encima, te cobran por traficar con tu dinero. Lo gracioso del todo, es que si lo pierden jugando a la Bolsa… ¡es tu dinero! No les vengas con mandangas de que eran los ahorros de toda tu vida, de tu jubilación o de la universidad de los niños. Se la sopla. Sólo entienden de beneficios. Son una empresa al fin y al cabo. Lo que me jode sobremanera es que pidan dinero al estado alegando que es para los clientes (nosotros). Siempre pierden los mismos. Alguien tuvo que verlo venir. Conceder hipotecas a gente que no la puede pagar iba a tener consecuencias, es evidente hasta para mi. Pues no lo vieron. Gracioso, ¿eh? Ni puta gracia tiene. Y ahora van los estados y les dan dinero. Pobrecitos, sólo han ganado un ocho por ciento menos que el año pasado, lo cual no baja de billones de euros… que no sé ni los ceros que tiene, ni quiero saber cuánto es en pesetas. No me interesa. Me vale con estar mosqueado, no quiero una úlcera. Y aún hay otra cosa más graciosa… bueno, en realidad hay dos. Una es que los gerifaltes han propuesto una manera global de regular estas cosas (economía global y esos rollos)… anticipo: no servirá para nada. La segunda es que, después de darle dinero a los pobres bancos para que reactiven la economía, el estado ni siquiera se ha quedado con parte del banco o sus beneficios. Esto me huele a fondo perdido… que no esperan que el banco les devuelva nada, vamos. Es que después de privatizar durante un montón de años pensando que era bueno, no vamos a empezar a sociabilizar ahora, ¿no? ¡Eso dicen! Pero como que no, alma de cántaro, el estado (llámalo estado, federación, autonomía o gilipollas unidos, me da igual), el estado, digo, es el instrumento de regularización y, aunque nunca debería tener beneficios, si que podría dejar de ser deficitario. Y luego vienen las consecuencias directas, esas que los políticos, gobernantes y magnates hablan como si las conocieran… y en su puta vida se han visto en una de esas. Como por ejemplo: tres millones de parados (y en alza). Así dicho es sólo un número, pero en realidad son personas, familias. No compran porque no tienen dinero, no les conceden hipotecas (¡a buenas horas!) y resulta que fomentan la inflación porque no gastan… pero que cojones van a gastar si no tienen un puto duro. Y lo peor, está por llegar, según los que saben… los que saben mogollón pero no han sido capaces de evitarlo. Y luego están los que se apuntan al carro. Los de los ERE’s a mansalva. Vale que no se venden coches, la gente no tiene dinero; vale que han bajado las producciones mundiales… vale, pero alguno se apunta al carro seguro. Han visto en la crisis la oportunidad perfecta para limpiar la plantilla (ellos lo llaman abaratar costes) o deslocalizar la empresa (no sé como lo llaman, pero yo los llamo hijosdeputa).
Qué haría con mi vida. Imagínate que cubren todas tus necesidades básicas. Que te dan un sueldo de x euros al mes por nada. Qué harías. Qué cojones harías. Yo, personalmente, nada de nada. Rascarme los huevos, vamos. Bueno… hay matices, ya sabéis. Pero lo gracioso de esto es que hay gente que buscaría trabajo. Pero vamos a ver, ¿estamos tontos? Me dicen que se aburrirían. Que no sabrían que hacer. No tienen, acaso, un hobby, un quehacer, un algo. Viajar, estudiar, leer, descubrir, hacer ejercicio, dedicarse a uno mismo, escribir… qué sé yo. Pero seguro que acabarías aburrido, además, estarías solo, viajar solo… me saldrían amigos de hasta debajo de las piedras, te lo aseguro. Además, tampoco necesito a nadie. Aprovecharía el tiempo libre de mis pocos amigos. Disfrutaría. Y una cosa te digo, te puedo demostrar cuando quieras que no me aburriría, si no me crees, hagamos la prueba, paga.
En fin. Esto último es una conversación con amigos/as. No sé si es literal, pero se aproxima bastante… a lo mejor faltan tacos por mi parte… es posible.
“Nothing in my life is free”.
Freak on a leash, Korn.
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