lunes, 12 de agosto de 2019

Escribir y no pensar. Escribir para no llorar (¡A qué venís putas, a qué venís!)


¿Cómo pasa uno página después de nueve años de relación? Que sí, que no me arrepiento, que no es una queja... Es solo una pregunta, seguramente, con una triste respuesta condicionada por una serie de acontecimientos ajenos a ese momento. Así es la vida, siempre hay algo peor esperando a la vuelta de la esquina. Si una ruptura así es dolorosa, diez días después hay peores noticias ¿Y por qué entonces no hago más que darle vueltas? ¿Es nostalgia, tristeza? ¿O es, simplemente, evasión de problemas más graves? ¿Está mi cabeza preparada para estos golpes? ¿Y mi corazón? Ya no sé si soy fuerte o insensible. Ya no sé ni llorar... O me pongo a llorar a destiempo. Pero no por una relación, que supongo que también. Voy a hacer una pregunta que he hecho alrededor de cien millones de veces: ¿por qué cojones es todo tan difícil? Sé que he sido el primero en responder a esa pregunta con: todo es lo difícil que lo quieras ver, o, nada es tan difícil en comparación con otras cosas. Reniego de mí mismo. Todo en parte es culpa de uno mismo (el eterno si quieres cambiar algo, cambia tú o si no cambio yo cómo va a cambiar la mierda a mi alrededor), pero joder, desde 2013 que no tenemos más que palos en esta familia. Hay que ser fuerte sí... Pero ¿y si ya no puedo? ¿Y si no me quedan fuerzas? Ya, ya, que tengo muchos familiares y amigos en los que apoyarme y una persona que me dice que ‘Cuando uno piensa que llega siempre queda un poco más...’; pero... Pero no sé apoyarme, no sé pedir ayuda. Eso lo quiero cambiar. Quiero llamar más a mi familia (porque las distancias me hacen difíciles las visitas), apoyarme más en mis amigos, no perder la oportunidad de quedar con ellos. Y ahora lo que quiero es llorar... es mi llanto lo que estoy escribiendo. Siempre ha sido la evasión más cómoda y fácil que he encontrado: escribir. ¿Y por qué llevo tanto tiempo sin hacerlo? Creía que solo me inspiraba el dolor, la rabia y la negatividad. Durante mucho tiempo fue así ¿ahora es la tristeza? '¿No puedes escribir en paz? Muñeca, nadie que escriba algo que merezca la pena puede escribir en paz.' Espero retomar las largas jornadas de música, droga y escritura. Ahora mismo no quiero otra cosa. Y a mi perra. Echo mucho de menos a esa preciosidad blanca de cincuenta kilos. Otra vez quiero llorar... Qué difícil es ser fuerte, copón.
La suerte es volver a empezar (otra vez) la no suerte es el peso de todas las malas decisiones de estos años... Demasiados años. No es lo mismo empezar de nuevo a los veintipocos que a los treintaymuchos. En muchos aspectos. Los aspectos positivos: se supone que ya sabes lo que quieres. Se supone que eres más maduro, tienes las cosas claras. Yo hace tiempo que creía saber lo que quería: una vida tranquila. Tampoco he sido de pedir mucho... Aunque por pedir, una cantidad ingente de dinero. Eso siempre. 'El dinero no da la felicidad' pero te da tiempo para buscarla. Realmente, lo que he querido siempre es una vida tranquila, una vida como las de mis padres: trabajo, niños, vacaciones... Yo añadiría perros. Poco más. Pero está difícil... O lo he hecho difícil. Yo pongo la presión, tú la tensión del primer paso. No me jode la vida, me la jodo yo en todo caso. Malas decisiones, al fin y al cabo. Una detrás de otra. Leed esa frase muy despacio y marcando las palabras, hacedme ese favor. Una-detrás-de-otra. Así es mi vida. Gracias a mis padres y a mi hermano que siempre han estado ahí y, en gran parte, han sujetado mi deriva. Algún día juntaré todas y os podréis hinchar a reír o a llorar. Ando en ello, no creáis. Ando en muchas cosas. La última, pedir perdón. Está quedando más o menos bien, pero joder, debe ser lo más difícil que he escrito nunca. También en un compendio de mensajes positivos comentados... ¡Positivos! ¡Yo! Pues empecé igual hace diez años... Ahí sigue. No sé si lo lograré acabar. Y este dolor de cabeza no ayuda a nada.
Ya he comido (aunque mi padre diría que un bocadillo no es comer), me he drogado legalmente con un ibuprofeno y... y me apetece publicar. En serio. Ya sabéis cómo soy. Lo he leído tres veces y he modificado cosas (y las que quedan) y las dos primeras he pensado que solo falta la típica frase, trozo de canción, etc., que suelo poner al final. La tercera estoy añadiendo esto. Y si no encuentro una frase pronto esto se va a eternizar... o nunca verá la luz. 

‘Pero de repente, después de todo este tiempo, siento que tengo algo que decir y que si no lo escribo rápidamente, mi cabeza estallará.’
El país de las últimas cosas, Paul Auster
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