lunes, 25 de junio de 2007

Yo y mi yo y mi… (A lo tonto a lo tonto… otra entrada)

Por cierto, no tiene ningún interés… en serio, me da igual, pero… he vuelto a tener razón. Otra vez no quería, en serio. Me daba igual… pero son “ellos”, el resto; los que hacen que tenga razón. Yo, simplemente, comento. Opino, en todo caso. Y de repente… cerca de cinco años después, zas, te dan la razón. Pues vale. Diría que la envolvieran en un tubo y, con un poco de vaselina, se la metieran por el orto… pero no. La cojo y la guardo… y la olvido. Total, ¿para qué la quiero? De nada sirve. Es como un premio honorífico, o el diploma de cuarto en las olimpiadas. Sí, vale, no lo voy a tirar pero… es totalmente prescindible. Ni la quiero ni la necesito. Sabía que la tenía, con eso me bastaba… hace cinco años. Ahora… bueno, ahora y hace cinco años, para ti. Os la regalo. Se me acusó de pesado, de tremendista, de blasfemo, de mal amigo, de hereje, de cenizo… y ya ves, tenía razón. Son cosas que pasan, sin más. De repente dices algo que crees que es coherente y sensato y… resulta que tienes razón. El presente sólo se forma del pasado, y lo que se encuentra en el efecto estaba ya en la causa. Henry Bergson. En fin. Una vez más, y espero que sea la última: la verdad…
“(…) cuando todos sabemos que la verdad es un zurullo deformable, a menudo maloliente y cuyo color, más que del cristal con el que se mire, depende de lo que hayas cenado el día anterior.”
Pepe Colubi, TeleTipo, El Jueves
No quería volver a caer en el tema recurrente de la verdad…pero tampoco quería hablar de mi falta de inspiración… pero es que tengo ocho, que se dice pronto, ocho fragmentos de entre diez y veinte líneas sin ningún tipo de continuación. Estancados. Un día vino una musa y me obligó a escribirlos… ahora mueren sin ver la luz. O la musa se fue demasiado pronto, o yo me distraje con alguna tontería, o no son suficientemente interesantes, o yo que sé… el caso es que están ahí. Sin más. Los leo, los releo una y mil veces… pero no me sale nada. Se estancan. Algún día, milagrosamente, consigo añadir un par de líneas… pero me vuelvo a distraer, o vuelve a venir una musa juguetona y me lleva por otros caminos… y añado otro fragmento de nada al montón. Sacaría una de las típicas entradas de fragmentos… pero es que encima no tienen ningún tipo de relación entre sí. Algún trozo me gusta como empieza… otro como acaba… pero no consigo hacer nada de provecho de ellos. De todas formas es mi modus operandi. Pocas veces consigo hilar una entrada decente del tirón. Generalmente necesito varias sesiones. Y si hay alguna hecha en una sola sesión suele ser extraña, divagante, inconexa o una historia de Devon… que es lo más raro que he hecho nunca. Quizás es porque el mal está menos dentro de mí. Es cierto. Inspira. Esta empíricamente comprobado. Cuando lo tengo dentro se me ocurren cosas con cierto interés y continuidad… sobre todo continuidad. Pero todavía no me he comprado una libretita para llevarla siempre encima… el día que lo haga…
Este mismo fragmento, en un inicio, era la continuación de algún otro que está por escribir, pero se está convirtiendo en una entrada por si solo… y el caso es que no hablo de nada, no digo nada, ni aporto nada… a veces pienso que escribo por escribir, por hacer algo o por vaciarme. Quizás tengo pocos amigos… y una rica vida interior. Hay un anuncio en la radio que dice: “Nunca pensé hacer nada tan importante como para hablar en la radio, pero desde que apadriné a…”. Yo ni siquiera he apadrinado un niño. Ni he hablado en la radio. Simplemente escribo. Escribo en un blog que casi nadie sabe que existe y, los que lo saben, pasan de leerlo… normal. Tampoco estoy diciendo que quiero que me lean miles de personas. De hecho, me conformo con dos, pero con calidad. Estoy muy contento con mis dos lectoras/comentaristas. Básicamente porque son fieles lectoras. Prefiero dos fieles lectoras a mil esporádicas. Y, bueno, que comenten es ya la bomba. No empecé este blog para agradar a nadie, ni mucho menos. Lo empecé porque me gusta escribir. Que alguien lo lea es opcional. Se agradece, en serio; pero es opcional. Es el ego, primero yo, después el resto. Autorespeto primero, respeto a los demás luego. Escribo para mí. Por eso la mitad de las veces nadie entiende lo que digo. Tampoco me importa. Yo escribo lo que me pasa y como pienso… si alguien piensa distinto pero algo le resulta agradable, entendible o divertido, bravo. Se agradece. De hecho, sólo el intento de entender, se agradece. Se agradece.

"Ni estoy aquí pa joderte
ni estoy aquí pa gustarte."
Por lo pronto, Hora Zulu.

martes, 12 de junio de 2007

A vohotros b-boys os recomiendo desconfianza…

  • Bien hasta aquí hemos llegado
  • Puedes hacerte un canuto...
  • ¡Jajajaja! Me encantas, pero... es el fin.
  • Todavía no lo entiendo. ¿Qué ha pasado?
  • Lo de siempre. El compromiso y yo.
  • No teníamos tanto compromiso, casi ni estábamos saliendo ni nada...
  • No al principio, desde luego. Sólo pasión. Sin ataduras...
  • Ya… llegó la rutina. Bueno… y la distancia.
  • Yo creo que el principio del fin fue el momento en que le pusimos una etiqueta.
  • Le puse… tu, de hecho, me lo advertiste…
  • ¡Nunca me haces caso!
  • ¡Jajajaja!
  • Sigo siendo esclavo de tu risa…
  • Espero que eso no cambie nunca. No podría vivir sin ella y sólo tu me haces reír.
  • Tendrás que acostumbrarte a reírte menos… no te queda otra.
  • ¿Me llamarás?
  • Te mentiría con un sí rotundo… pero lo intentaré.
  • Prométemelo.
  • No te aseguro nada, pero intentaré intentarlo.
  • ¡¡¡¡Frikiiii!!!!
  • Lo sé.
  • No quiero perderte.
  • No me vas a perder. Tendrás que estar detrás de mi constantemente, pero no me vas a perder… si no quieres.
  • No quiero. Y no quiero irme… moriré.
  • Yo tampoco quiero que te vayas… te necesito. Pero no morirás. Cambiarás de rutina.
  • No quiero… me había acostumbrado a esta rutina... a tu rutina...
  • No te preocupes… al principio igual es duro, pero en cuanto cambies de hábitos estarás tan a gusto como aquí.
  • Pero sin ti… Madrid es un infierno.
  • ¡Jajajaja! Exagerada. Seguro que haces nuevas amistades y te olvidas de los que quedamos aquí.
  • No digas eso…
  • ¿Por qué no? Es la realidad. Poco a poco, pero lo harás. Quizá no del todo… matices, ya sabes.
  • Odio tu sinceridad… en serio.
  • No me lo creo.
  • Pues empieza a creértelo. Vas a ser el primero al que olvide. Dos días te doy.
  • Vaya… esperaba una semana como poco…
  • ¿Una semana? No pides tu ni ná.
  • ¿En serio? ¿No valgo una semana de recuerdo?
  • No vales ni dos minutos… ni… ni… ...
  • No llores, por favor… habíamos quedado en que nada de lágrimas…
  • Lo siento… en inevitable…
  • Pues… vamos a parecer dos idiotas llorando aquí…
  • ¿Y qué? Eres mi idiota…
  • ¿Y a distancia?
  • ¿Cuántas veces lo hemos hablado?
  • Ya… pero…
  • Si no consigo mantener una amistad, imagínate una relación… pero es culpa mía… tu seguro que si podrías.
  • No lo sé… a veces pienso que somos iguales.
  • ¿Tu y yo?
  • Claro.
  • ¡No fastidies! Te subestimas muchísimo…
  • ¡Jajajaja! Falsa modestia… ¿Sabes de que me di cuenta el otro día?
  • A ver, sorpréndeme.
  • Te pones rojo hasta cuando hablas bien de ti, tu mismo.
  • ¿Cómo?
  • Sí. Cuando te das autobombo… estoy buenísimo y esas cosas… ¡te pones rojo! Es que eres la picha.
  • ¡Jajajaja!
  • Y me he dado cuenta hace tres días… no dejas de sorprenderme… voy a echar de menos tus sorpresas…
  • No empecemos… deberías haberte ido sin decir nada. Yo lo habría hecho.
  • Ni de coña… ¿te habrías ido sin despedirte?
  • No me gustan las despedidas… para muestra, este botón… te lo habría dicho un día antes.
  • ¡¿Cómo?!
  • Vale… creo que le he cagado.
  • Es que… a veces… no sé… ¿en qué piensas?
  • A ver… no a ti, es decir, somos amigos, lo habrías sabido desde el primer día… pero no sé… al resto de gente… a los conocidos… a los menos amigos… no sé… ¿por qué me haces sentir culpable si no he hecho nada?
  • Porque eso es muy feo.
  • ¡Odio las despedidas!
  • No me parece suficiente excusa.
  • A mi sí. ¿Sabes todo lo que estoy sufriendo? Y todavía no te has ido. Todo este sufrimiento se podría ahorrar.
  • Es decir… yo cojo y te digo: oye, que mañana me voy a Madrid, puede que para siempre, o por lo menos por mucho tiempo. Y tu, te habrías quedado tan tranquilo.
  • Hombreeee… si eres tú, no. Pero ya te he dicho que tu lo sabrías desde el primer momento. Pero no sé… preferiría no dar demasiado tiempo a despedidas… rápido e indoloro. Cuanto menos tiempo de reacción mejor.
  • Por eso no te duran las parejas un suspiro… eres un descastao.
  • ¡Ole mi niña! ¡Que ya me insulta y todo!
  • Payaso.
  • Lo sabemos.
  • Te quiero payaso…
  • No más de lo que yo te quiero a ti… mi vida.
  • ¿Mi vida? Vamos a ver… después de todo lo que hemos pasado, después de que te dijera que me gustan los motes cursis de parejitas y te rieras de mi hasta aburrirte, ahora, justo ahora, que me voy para no volver… ¿me llamas mi vida? Yo te mato…
  • Mátame… porque no podré vivir sin ti. Y esto si que es cursi… pero es lo que hay…
  • Pragmatismo romántico… lo último…
  • Dicen que al tiempo los llantos se te quitan solos se los lleva el viento


Soundtrack: Me equivocaría otra vez, Fito & Fitipaldis


“Dame tu amor primero, dame tu cuerpo luego, después tus ganas de llorar…
Seré tu amor primero, seré tu cuerpo luego, después tus ganas de llorar…
Serás mi amor primero, serás mi cuerpo luego, después mis ganas de llorar…”

No es verdad, El Último Ke Zierre.

sábado, 9 de junio de 2007

Sal de mí en forma de rap o de vómito

Nada, no me sale nada. Me siento y no consigo escribir ocho líneas. En cambio me asalta la musa cuando me ducho o cuando estoy durmiendo… ramera escurridiza. Ocupo mi tiempo. El tiempo que ocupo, claro. Me sigue gustando muy poquito esta puta ciudad… pero no hay más. Tiene sus cosas buenas… creo. El tiempo que no ocupo fluye sin más preocupaciones. Deambular por la calle o por casa, es lo mismo. Los fines de semana me los ocupan rápido… un concierto, una celebración… siempre hay algo que celebrar, aunque sólo sea que seguimos vivos. Gasto un dinero que no tengo, pero bueno. El dinero no es más que papel o metal… o un número en una cartilla. Últimamente estoy volviendo a sentir la rutina cómoda de dejarme llevar. De decir sí a todo. De no negar nada. Volveré a caer, lo sé. No sé cuándo, ni cómo, pero volveré a caer de todas, todas. De momento influencias externas exigen una definición de la situación… evito la pregunta. Más bien la ignoro. No me apetece definir nada, ni ponerle etiquetas. El rock, es rock; en todas sus vertientes. Te puede gustar una u otra, pero es rock al fin y al cabo.
Todo va fluyendo sin más. Sin más esfuerzo por mi parte. Alguien me dijo que necesitaba estabilidad. ¿Estabilidad? ¿Para qué? Prefiero los altibajos. Prefiero la ignorancia. La estupidez, si quieres. Prefiero caer cien veces más. No tengo miedo ni al trabajo. La vida es simple, más de lo que nos hacen creer. No tengo dinero, ni lo necesito. Miento, pero bueno. Necesito tomarme de vez en cuando una cervecita, invitar a los amigos, mal… esas cosas, que al fin y al cabo se compran con dinero. Pero no lo necesito. Si por formatear un ordenador me dieran un vale para veinte o veinticinco cervezas, a mí ya me estaría bien. En realidad creo que no necesito más de lo que tengo. Un pequeño lujo, un vicio inconfesable, una rutina cómoda y blandita… poco más. Risas. Mal. Música. En directo y grabada. Al final voy a tener todo lo que necesito y no me he dado cuenta. Siempre falta algo… ya lo he dicho alguna vez… pero a lo mejor también lo he encontrado y no me he dado cuenta. A lo mejor es hora de dejar de soñar con imposibles y vivir los posibles. Mi posible es muy fácil de vivir. No se queja. No me impone nada. No me obliga. Es fantástico. Fluye, como yo fluyo. Y si pretende algo más, no lo ha comentado. Aunque, si pretende algo más, debería comentarlo. Cuando quiera más, fijo que lo comenta.
A destiempo… ramera… a deshora… ¡puta! No consigo atraparla más de dos minutos… excepto a deshora… que me arrulla y hace arrumacos con su voz suave y su perfume dulce… ¡puta! Porque estás desocupada y aburrida, por eso vienes conmigo. Ve a ver a uno de tus tantos amantes. Esos que te regalan vino y rosas; y déjame en paz a mí, que te adultero y te obligo. No quiero saber de ti, sólo cuando tú no quieras saber de mí. El gato y el ratón dando vueltas a un círculo vicioso. Te escondes, te busco; te muestras, te ignoro. En realidad no te ignoro… lo intento, pero eres ese susurro en el puto viento, la voz en la puta noche. No te necesito a deshora, te necesito ahora, ¿dónde cojones te metes? ¿Qué debo hacer para atraerte, para tenerte, para atarte? Te gusta mi cama, lo sé. Me asaltas cuando más a gusto estoy, a sabiendas de que no te lo voy a impedir… y que tampoco te retendré conmigo… aunque debería, para darte una lección, y no soltarte en todo el día, para que no pudieras ir a visitar a otros… serías sólo mía… aunque fuera por un día. Exagero, lo sabemos. Eres sutil y fugaz. No soportas ataduras ni normas. Te va bien así. A mi me desquicias. Pero eso te gusta. Te gusta jugar conmigo, hacerme sufrir, tenerme horas pensando. Me obsesionas. Te necesito. Me relajas. Me oprimes para salir. Y pienso si te vas las veces que te tengo y cada vez que estás que te echaré de menos

Somewhere beyond the sea, somewhere…

Una de frikismo para relajar, que llevaba meses en la recámara:
“¿De verdad alguien se cree que el ser humano llegó a la Luna en 1969 y que, 38 años después, el gran avance tecnológico del momento sea Windows Vista? No cuela. O la industria esconde avances o lo de la Luna fue un montaje.”
Pepe Colubi, 10 géneros, 10 momentazos, Extra Tele de El Jueves.


Semanas y semanas después, por fin… ¡actualizo! Miles de perdones, pero las musas corren bastante más que yo.
Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.