lunes, 11 de febrero de 2008

No es raro pensar que uno es raro en este mundo deshumano

Últimamente estoy conociendo gente nueva. Nunca me ha hecho demasiada gracia conocer gente. Llamadme antisocial, lo soy. Sé que conocer a alguien siempre es un reto, que puede acabar bien o mal. Sé que no pierdo nada. Pero también sé que tarde o temprano me decepcionarán... salvo en contadísimas ocasiones. La gente que ya conozco, ya la conozco, no creo que me fallen. La gente con la que he coincidido esporádicamente, ya me está bien, no tienen tiempo de fallarme. Pequeñas dosis espaciadas en el tiempo. Así sí. El problema fundamental de conocer a alguien es ese, conocerlo. Poca gente merece ser conocida, pocos son dignos de ese placer. Yo no lo soy, por supuesto. Conocerme es casi, casi, una cruz. Soy consciente. Quizás por eso no me doy a conocer. Yo creo que cada uno deberíamos conocer a un grupo limitado de gente, quizás veinte o treinta personas. Cuarenta, para los más sociables. Deberíamos dedicarnos a conocerlos a fondo. Se me ha olvidado comentar que conocer es una de esas palabras grandes, como lo son amor, amistad, etc. De esas que hay que usar con cuidado. De esas que engloban demasiadas cosas. Se puede conocer mucha gente de vista, de hola y adiós, de hasta luego. Para mi, conocer a alguien, es adivinar que ha nacido en el norte por su forma der ser, actuar o pertenecer a ciertos colectivos. Aunque coincidaís quince minutos al día durante un mes. También es saber cuál va a ser el desarrollo de un día cualquiera en su vida. O que le dé un giro absoluto a vuestra relación, te contradiga totalmente, te decepcione y haga todo lo contrario que tu pensabas que iba a hacer, aunque hayas interactuado con esa persona durante casi diez años. Es difícil conocer a alguien...pero más difícil es conocerse a uno mismo. Generalmente, cuando conoces a alguien mientes, como miente tu interlocutor. Nos escudamos. Damos a entender qué somos y cómo somos...cuando en realidad no lo tenemos nada claro. Ofrecemos una visión parcial y adulterada de nosotros. Bueno, como siempre, yo soy la excepción: no me doy a conocer. No hablo de mi...bueno, ni de nadie...ni de nada. Llamadme aburrido, lo soy. La gente...la gente es mu rara, yo más, por supuesto. Finjimos interés, cuando no nos interesa. Sonreímos hipócritamente, cuando no nos hace gracias. Asentimos, aunque nos parezca que no tiene razón. O a lo mejor solo lo hago yo. Antes al que no me apetecía escuchar no lo escuchaba, he aprendido a fingir interés. Antes, con quien no me apetecía hablar, no hablaba. Generalmente quedaba de borde y antipático... ahora me siento sucio y vendido. Pero bueno, la gente es vendible (Word lo acepta como palabra correcta, qué cosas). Unos por más y otros por menos, pero todos, absolutamente todos, tenemos un precio. Los principios morales son caros, muy caros… bueno, no siempre. Hay gente que está de saldo. Venden su palabra y su moral por cuatro duros. Bart Simpson vendió su alma por 5 pavos. Trajo sus consecuencias (no se le abrían las puertas, no tenía aliento…). Supongo que mi moral es inexistente y mis principios… modificables. Supongo que tengo unos cuantos fijos, inviolables… a falta de ofertas. El físico es prescindible. Es más barato.
Yo siempre he dicho que no me vendo, pero lo cierto es que debería decir que no ha habido ninguna oferta suficiente. Insuficientes ha habido varias. Pero tan ridículas… en fin. Mi voto vitalicio para el PP equivale a un sueldo mensual neto de 1.500 €, de por vida. Prometería votarles y hacerles publicidad (que la necesitan). Es toda una ganga, créanme. Los colores y la ideología se llevan por dentro… como el rocanrol. Cualquier otro partido político puede atenerse a las mismas pretensiones… bueno, al del cannabis le pediría otra cosa. Y a la Falange más dinero… cerca de los 15.000 € mensuales de por vida. Tampoco es caro, ciertamente. La ideología política, igual que la música, se lleva dentro. También prometería comprar todos los discos de OT por 1.200 mensuales… en lo que no me obliguen a escucharlos…
Hay ofertas irrechazables. Daría mi vida por la paz mundial imperecedera. Fácil. No pido mucho, ¿no? No me importaría morir si sé que no van a haber más asesinatos. No sé. Imposible. ¿Soy invendible? No. Simplemente pido demasiado.
Si hay una buena oferta se acepta. He faltado a citas. A quedadas con colegas. Hubo ofertas mejores. Y luego broncas, claro. Pero es comprensible… sobretodo viniendo de mí. Un amigo entiende que falte a una cita con él para ir con una amiga. Hay prioridades. Y los amigos las respetan. No le puedes explicar lo mismo al de los trenes, aviones, etc… llego tarde porque había una chavalita y… tendrías que explicárselo a todo el tren. No es plan. Hay que llegar a tiempo. Y a la chavalita le pides el número de teléfono y ya.

Bien, una ida de pinza más y van…

Es un error de la maldad humana alabar siempre el pasado y desdeñar el presente. Tácito.


“Estoy optimista y me siento bien pero raro, ¿será la falta de costumbre de estarlo?
Si cuando vivir era el problema y morir la solución,
plantearse un futuro digno era como que no, ¿no?
Ahora parece que tengo ganas de ti, mi vida (…)”
Presente, Violadores del Verso

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uhmm, el precio de cada uno, algo interesante, dice mucho de como se valora cada uno. ¿Yo me vendería? supongo que si, pero no todas las acciones tienen un mismo precio... habrá que medir una por una a ver si se sale ganando...

Anónimo dijo...

¿Conocer? Creo que no conoces a nadie hasta que te conoces a ti mismo porque, a fin de cuentas, todo lo que conocemos no es más que nuestra visión subjetiva adaptada a la situación actual. No conocemos, creemos conocer. Vemos a las personas desde nuestro punto de vista pero nunca, jamás sabremos como son realmente porque nunca podremos verles desde otra perspectiva. No, no conocemos... intuimos.

¿venderse? Es un concepto interesante. Creo que todos nos vendemos un poquito cada día. Hay quién se vende por una sonrisa... hay quién se vende por 15000 euros al año... hay quién se vende por un poco de atención y quién se vendería sin dudarlo si encontrase comprador... Todos nos vendemos. El mundo es un gran mercado donde todo tiene un precio. No se trata de dinero, se trata de intercambio. Puede que haya cosas desinteresadas pero a mí, ahora mismo, solo se me ocurre una.

;)

Me gusta cuando me haces pensar!

.S.

Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.