lunes, 28 de abril de 2008

Esta es la historia de dos hermanos gemelos, Despro y Pósito.

Despro vaga por la existencia sin otro propósito que sobrevivir. No le importa su trabajo, ni su futuro, ni su presente. En casa no le ven el pelo más que para comer. Trabaja para ganar dinero que se gasta en los fumaderos de opio. Es su única motivación en el trabajo. Ni ascender, ni mejorar. Tiene suficiente. El año 2237 no había sido como lo habían pronosticado los antepasados. De hecho, el futuro nunca era como lo pronosticaban los visionarios. Había pasado siempre. Los coches no volaban. Es más, tendían a desaparecer. Sí, llegó la temida crisis energética. Se acabó el petróleo. Y el carbón. Bueno, y la mayoría de los árboles. Era de esperar. Pero el ser humano sobrevive. Las energías renovables tomaron fuerza... aunque no tanto como la nuclear. Se secaron los ríos. Subió el nivel del mar. Pero el ser humano sobrevive. Para todo había solución. Hacía ya mucho que el ser humano había demostrado no tener conciencia. Ya nadie se extraña de nada. La humanidad ha perdido el guión. Hace ya tiempo que el dinero es el único bien acumulable. Todo es efímero, excepto la cuenta corriente. Cualquier cantidad de dinero puede comprar algo. Todo está en venta. Cualquier cosa imaginable. Y lo peor de todo es que no es caro.
Su hermano, en cambio, está en el buen camino. Todo le sale bien. En casa están contentos, pues aporta un sueldo y ayuda en las tareas. En el trabajo están contentos, pues es eficiente y no da problemas, incluso le prometieron un ascenso. Su novia está contenta, pues la tiene en un pedestal y es la luz de su mañana, se desvive por ella. Condenados a no entenderse, procuran no coincidir nunca. Cuando uno llega, el otro ya ha desaparecido. Talmente parecen una sola persona, con un trastorno bipolar, pues nunca están juntos en la misma habitación. El futuro era mucho mejor de lo que pronosticaban los ancestros. Salvo por la extinción de especies y la desertización. La energía nuclear, mucho más segura ahora, aseguraba el futuro energético. Todo había cambiado para seguir igual. Está bien situado. En la cima de la cadena evolutiva.
Y todo el mucho le reprocha que sea callado. Que no se dé a conocer. Que mida sus palabras con pie de rey. Una palabra pesa mucho. Y lo dicho, cae al fondo. Todo cala. Cualquier palabra queda impregnada en uno mismo. Nada de lo que se dice, debería decirse a la ligera. Cada palabra tiene un significado. Quizás muchas acepciones. Tonos. Intenciones. Matices. Pero las palabras están para decir algo, no para soltarlas sin más.
Y su hermano le reprocha que hable por hablar, sin decir nada. Experto en vender la moto. En sacar más de media hora de conversación de una frase. Capaz de poner la mejor cara ante su peor enemigo. Capaz de apuñalar por la espalda. Las palabras se las lleva el viento. Es una forma de hablar. Donde dije Diego digo… cincuenta unidades monetarias más.
La dinámica en el trabajo es muy importante para él. La constancia. Claro que no le importan los parones de horas y el no saber qué hacer, pero cansa. Podríamos decir que es eficiente, más que eficaz. Es un buen trabajador. Prioriza el trabajo bien hecho frente a la rapidez.
La inmediatez es su lema. Lo quiero para ayer. Solucionar el mismo problema tres veces en diez minutos a hacerlo una vez en treinta minutos. Le gusta el escaqueo. El estirar el café y la comida. El salir una hora antes. El estar sin hacer nada.
Hace todo lo que puede por el prójimo. No porque se lo ordenen unas tablas grabadas o un ser del más allá; si no porque cree en la justicia. No en el estamento oficial. No en la divina. Quizás más cercano al karma. El sentirse bien con uno mismo. En lo lógico. En lo real. Aunque duela. Un gran amigo para sus amigos. Hoy por ti. No vale para estar atado. No sabe muy bien qué le pasa por la cabeza. Se deja llevar por los impulsos.
Hace todo lo que puede para aprovecharse del prójimo. Invoca a los santos del cielo cuando le pueden ser de utilidad. Se aprovecha de todo y todos. Máximo beneficio, incluso de las personas. Estrujó a sus amigos hasta que dejaron de serlo. Ahora busca nuevos. Siempre ha sido así. No ha mantenido una relación demasiado tiempo. Siempre se acaban dando cuenta de cómo es. Raciona cada acción. Cada paso es dado por un fin, con un objetivo. Ninguna decisión a la ligera, hay que pensar dónde radica el beneficio personal.
Una forma de vida propia. Una filosofía a seguir. Ningún camino trazado. Todo llega si se anda, y siempre estamos andando, así que llegará, sea lo que sea. Vaga por la vida sin fin. Sólo un principio. Todo le sobra. Nada necesita.
El dinero como forma de vida. Un solo objetivo. Una sola meta: más bienes. Más dinero. Más poder. El ser humano ha sido creado para alcanzar las mayores cotas de poder posibles. Y no existe posible más deseable que el poder.

“Cuando nadie más escuche lo que escribo
Cuando a nadie más le importe
Me refugiare aquí, me refugiare en ti.
Eternamente en ti.”
Eternidad, Skunk D.F.

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