viernes, 20 de julio de 2007

Vamos a contar una historia… una historia que es verdad… y como todas las historias que son verdad, es una historia triste (Yosi)

La Parca. Esa ramera insaciable que hace que la vida sea injusta. A la que hay que tener respeto, pero nunca miedo. Yo siempre le he tenido respeto. Y miedo a morir depende de qué manera. Morir de viejo es lo natural. Te mueres y ya. Preferiblemente cuando esté durmiendo. Que te mate un desgraciado… pues no debe ser muy agradable. ¿Cómo te presentas ante San Pedro diciendo que te han matado por un yogur? La enfermedad… es la elección mayoritaria. Más o menos dolorosa. La muerte es como el cagar, que diría el Maki, caga el rey y caga el papa, pues del cagar nadie se escapa. Es lo más democrático que existe… no en la forma, si no el en fondo.
Ya van tres amigos que pierden a su padre antes de tiempo. Y dos de ellos con muchas complicaciones. Muchos problemas. Mucho esfuerzo para que acabe pasando lo inevitable. Alea jacta est. En cierto modo es un descanso. Terminan muchos quebraderos de cabeza. Pero termina la vida. Lo único que de verdad nos pertenece. Nunca verán a sus hijos casados. Ni conocerán a sus nietos.
La idea de la muerte es algo que siempre ronda mi cabeza. No es que me obsesione ni mucho menos, pero es algo que está ahí, presente. La muerte no es ni más ni menos que la pérdida de la vida... Con todo lo que ello conlleva. Yo no creo que perdiera demasiado... Dos o tres cosas como mucho. Con todo esto no menosprecio la vida, ni esto es un alegato al suicidio ni nada parecido; la vida es lo más grande que tenemos y debemos saber aprovecharla. Tampoco es una alabanza a la vida. Ya sabéis, matices. La vida es la prueba más difícil a la que jamás tendrás que enfrentarte. Y el final es para todos el mismo. Lo hagas como lo hagas. Lo que pasa es que el quid de la cuestión es el durante. Cómo pases la prueba. La vida es lo que pasa mientras mueres. Del Tote. Es lo que tienen los finales. Creo que me gustan más los principios… aunque esta idea creo que es plagiada de alguna mente pensante… me suena… otro día hablaré de principios y finales… plagio.
El problema de la muerte es lo que dejas. A mi no me importaría morirme… si no fuera por los que se quedan. Ellos son los que de verdad se quedan con el problema… tú, al fin y al cabo, ya estás muerto. Nota personal: soy demasiado radical. Siempre me lo han dicho. No puedo hablar de política porque me exalto. No puedo hablar de fútbol porque me mosqueo. Y no puedo hablar de la muerte porque parezco demasiado frívolo. No sé, siempre lo he creído. Es jodido morirse, pero más jodido es que se mueran. Y nunca me ha parecido un tema triste la muerte. No sé. Es algo normal. Da respeto. Y pena, de acuerdo. Pero tampoco es algo de lo que no se pueda hablar. Algunos dicen que es porque no he tenido fallecimientos cercanos… que sabrán. Más de los deseados, desde luego. Nunca hablo de algo que no sé. La muerte es la muerte, y ya. Está ahí, a la vuelta de cualquier esquina. Te puede tocar o no. Lo más normal es que no, pero de vez en cuando a alguien le toca. Más frívolo me parecen los números de muertos cada fin de semana. ¡40 muertos! Me parece una barbaridad. Cuarenta personas que han perdido la vida. Si me pongo a pensarlo se me pone la carne de gallina. Cuarenta seres humanos que no volverán a casa. Es brutal. Claro, que más brutal es en Irak, por ejemplo. Doscientos prácticamente cada semana… que se dice pronto. Imagina que se mueren cuarenta personas que conoces, ya no en un fin de semana, en un año, por ejemplo. El vecino, la pastelera, el compañero de trabajo… Sería horrible. Acabarías el año pensando que tú puedes ser el próximo. Pero llega el lunes y no te acuerdas de cuantos han finado. No los conoces. No hacen mella. Lo tenemos como algo tan habitual que ni siquiera es portada en los periódicos… si acaso cuña en el telediario de la noche. Si se murieran cuarenta conocidos, seguro que estarías todo el año hablando del tema. Recordando. Sufriendo. Yo, personalmente, puedo ser muy frívolo y muy radical, pero cuando veo las noticias (las pocas veces), y salen cifras de muertos, se me encoge el estómago. Ya sean en Irak o en la operación salida o en el último acto de venganza de la Madre Naturaleza, me impacta. Me pega de lleno en la cara. Si bien es cierto que procuro olvidar rápido… al fin y al cabo… no los conozco.

“Dices que estoy cantando en el desierto
yo sé que sólo muere lo que olvidas”
Medalla de cartón, Fito & Fitipaldis

Lo jodido de estar vivo es que al final te acabas muriendo. Es lo que tiene.

lunes, 2 de julio de 2007

Ver, mirar, observar… conocer… saber

Es algo muy extraño. Necesito observar. Necesito tener los ojos abiertos… aunque no vea nada. Por eso es extraño. A veces miro y parece que no vea nada. Otras veces veo sin mirar. Y más extraño es que necesite tener los ojos abiertos… cuando lo que más me gusta es dormir, que se hace con lo ojos cerrados… generalmente. El caso es que si los cierro es para dormir… y poco más. El resto del tiempo necesito estar mirando hacia algún sitio. Soy capaz de ver una brecha en una pared a una distancia considerable… unos pantalones de flores horrorosos… unos calcetines blancos con pantalones y zapatos negros… una mentira… un enfado… una sonrisa. En ocasiones veo… cosas. Veo el ojo que me mira, no sé que esperáis de mí. Y veo cosas que la gente no ve… o no quiere ver. Me anticipo a la jugada por estar mirando… aunque a veces me lleve un balonazo por mirar hacia otro lado.
“I can't see, I can't see, I'm going blind...
I'M BLIND!!”
Blind, Korn

Suena demasiado... no sé... demasiado peliculero, pero... a veces, se ve más con la mente que con los ojos. Tanto para bien como para mal, ojo. Hay que andar con muchísimo cuidado con lo que se ve… o con lo que se cree ver. A veces, suele pasar que ves aquello que quieres ver, y no lo que en realidad está sucediendo. Me explico muy difícil, pero a todos os ha pasado, seguro. Habrá gente incluso que se haya visto en ambos lados, es decir: el que mira y el que es mirado. Yo no. Bueno, una vez fui el mirado… pero sólo una vez. El problema de mirar es intentar ser objetivo. Nunca nadie es objetivo. Es imposible. Ya lo he escrito una vez, pero me repito: puedo comprometerme hasta a ser sincero; pero no me exijáis que me comprometa a ser imparcial. Del gran Goethe. Pues eso. Siempre hay prejuicios. Es imposible borrarlos… o no. Sin ánimo de darme coba a mi mismo, a veces, creo que lo logro… pero pocas veces. En realidad la mayoría de las veces miro pero no veo. Estoy dos o tres universos más allá… lo menos.
Lo realmente difícil de todo esto es compartirlo. No puedes hablar con nadie (o casi) de lo que ves o te parece ver. Nunca nadie piensa lo que tú. Con matices. Es más, generalmente, compartir algo que todavía no ha sucedido suele ser síntoma inequívoco de que nunca va a suceder. No me gustaría, pero… es experiencia propia. Si crees que algo va a pasar porque te parece que los astros, el clima o las personas están en predisposición para ello… cállate. Si quieres lo apuntas en un papel o lo retienes en la memoria para siempre, pero nunca lo compartas. Aunque ahora que lo pienso… quien coño soy yo para dar consejos… haced lo que queráis… mi experiencia me dice que nunca más… una y no más, Santo Tomás. A veces, ver más allá no resulta nada agradable. Una experiencia nada recomendable. Lo bueno de todo esto es que tienes la convicción de haberlo visto con anterioridad. De que podrías haberte adelantado al tiempo. De que eres un visionario (y no tiene nada que ver con la óptica). De que si tuviera algo que ver contigo podrías haber pensado una reacción adecuada a tal acción. De que… ves el futuro... exagerado. En serio. Parece una tontería pero, hace poco, todo hay que decirlo, me pusieron otro mote… este, por lo menos, si es digno de mención: NostraCharrus. Solo hay que saber observar las señales. El lenguaje corporal. Las miradas. Como a todos los profetas, se me denostó en su día… suerte que el Padre Tiempo me dio la razón. Siempre tiene razón Padre Tiempo. Nadie puede llevarle la contraria. Sólo Él sabe dónde acaba todo. Debería ser al único dios que alabáramos, al Tiempo. Si alguien te ha de dar la razón, que sea el Tiempo. Para mí, personalmente, es el único que tiene esa virtud. Dar o quitar la razón no es algo humano. No es algo que deberíamos hacer nosotros. No es potestad nuestra. Nunca lo ha sido.
El problema es que se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Es por lo de la objetividad. De todos es sabido que se ven mejor las malas hierbas en el jardín ajeno que en el propio. Ya sabéis.

“No sé si tomármelo a tragedia o a parodia
pero hago más daño a quien me quiere que a quien me odia
sólo tengo claro que no cantaré victoria
mientras consiga retenerte en mi memoria
(…)
Sólo dibujaba con palabras mi miseria”
Digno del mismo, Hora Zulu


Pueeeeesssss… bienvenida Cris, ya somos hasta cuatro xD Cierto es que el nombre es lo de menos, pero sabiéndolo puedo dirigirme a ti por tu nombre y no por un apelativo tipo: anónima. Una cosa he de decirte, escribe cuanto quieras… a mi como si escribes un comentario que es más largo que la propia entrada, yo feliz, me encanta leer. Así que ya sabes, no te cortes, no te censures… escribe. Pues eso, gracias por venir, que es el título de una canción. Yo ahora también iré a veranear a Salamanca… en fin.
Por cierto, espero que encontraras el fragmento de canción.Y a la súper anónima… ¡tu siempre subes el nivel! Y no es peloteo...
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