jueves, 8 de noviembre de 2007

Vuelve ese odio viejo (24/7)

Voy a liberar versos presos, Voy a liderar el congreso del beso a la musa
Otra vez la apatía y la desgana vuelven a por mí. No consigo zafarme de ellas. Corren bastante más que yo. Ya da igual si es un día soleado o no. Me sorprendo distraído, ausente. Y ante la más que predecible pregunta sólo sé responder: no lo sé. Y es cierto. No sabría dar una respuesta. Ni convincente, ni aproximada, ni mucho menos certera. Y de repente todo parece ser la causa. Un pensamiento tras otro, un nuevo posible cada vez. Todo y nada es la causa y solución. Incluso el mal podría ser la causa... Pero desde luego es la mejor solución, así que me drogo. Y otro día más sin intentar dejarlo. Por lo menos dejo de pensar. O a lo mejor pienso que la apatía está justificada y no hace falta que le busque más solución. El problema es cuando al día siguiente vuelve otra vez. Y ya no está justificada, y vuelvo a pensar. Y vuelvo a necesitar que el mal me invada. Y la pescadilla se vuelve a morder la cola. Y me resulta imposible superar la apatía o dejar el mal. Porque son uno. Porque somos uno, los tres. Porque, a lo mejor, somos indivisibles. Formamos una simbiosis perfectamente imperfecta. ¿Y si es esta ciudad? ¿Y si es el trabajo? ¿Y si es esta vida? ¿Y si soy yo? Ni este país ni este mundo no están hechos para mí No encajo aquí me he de morir o he de seguir así. Si soy yo, tengo un problema, no puedo dejar de ser yo. Y soy yo, no cabe duda. Todo está dentro de mi cabeza. Problema y solución. El problema es que mi cabeza no es algo fácil de entender. A lo mejor es que es lunes.
A veces pienso que nunca debí irme. A veces, que nunca debí volver. Que hay cosas que sólo me pasan a mí. Que la vida es mucho más complicada de lo que parecía. Que sólo quiero vivir pensando en mí. Trabajar, dormir, trabajar. Y el fin de semana dedicárselo a quien lo merezca, pero no a mí. Que paso de fronteras, estados, empresas, burócratas, funcionarios, y demás ralea. Que no quiero saber que coño es el TAE, ni el IBEX35, ni cuanto vale el dinero, porque sé muy bien que el dinero no vale nada, ni siquiera el papel con el que está impreso. Que si pudiera viviría sin trabajar. Trabajaría sin cobrar. Que siempre todo está dentro de mi cabeza. Que siempre la misma pregunta: qué me pasa. Y siempre la misma respuesta. Que a veces estoy de psicólogo y a veces de psiquiatra. Que a veces no sé si tirarme a la vía. A veces nacer y a veces ganas de acabar con tó. A veces me drogaría hasta no saber quien soy ni para que sirvo. Es un hecho que me pasaría el día drogado, porque no me hace falta tener conciencia de lo que me rodea. A veces lloraría hasta quedarme seco... Pero no me sale. Igual ya no quedan lágrimas. A veces nada tiene sentido. Muchas veces mi vida no tiene sentido. A veces vivo por no dejar de hacerlo. Porque no me dejan hacerlo. A veces me quedaría en casa para siempre. A veces trabajaría de mamporrero hasta acabar molido y sin ganas de nada. A veces gritaría hasta quedarme afónico. A veces me daría de cabezazos contra las paredes hasta que las tirara... O se me abriera la cabeza. A veces no. Siempre es no. A veces me hundo. A veces no quiero salir a flote. No me apetece. No sé lo que quiero. A veces no sé si te quiero. Y me duele. Y ya no es lunes... Es martes.
Y si estoy inspirado es por que me drogo. Y si me drogo que por qué me drogo. Y si me drogo es para inspirarme. Y para evadirme. Y para no pensar. Y para reírme. Y para buscarme. Y para encontrarme bien. Y para pensar. Y para llegar al jueves.
Y de repente Ballantine’s aparta las nubes y abre de nuevo el cielo. Y una voz me susurra al oído que ha salido el sol. Y que tiene pensado quedarse mañana también. Y yo adoro al sol. Aunque amanezca hundido en el lodo, tu voz me promete que todo cambiará. Ya me da igual la burocracia. Ya sé que me vas a sonreír. Y si tu sonríes, a mi me da la envidia y tengo que sonreír. Y por un momento me da igual ser cursi, porque el sol brilla en el cielo y ciega a los hombres. Yo, los viernes, llevo gafas de sol.

“Incluso en mis horas más bajas, siento las palabras burbujeando dentro de mí. No como algo valioso, si no como algo necesario. Tengo que volcarlas sobre el papel, o se apodera de mi algo peor que la muerte. Cuando empiezo a dudar de mi capacidad para trabajar con palabras, sencillamente leo a otro escritor y entonces sé que no tengo de qué preocuparme. Compito solamente contra mi mismo.”
Uno (intro), Flowklorikos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y si es esta ciudad? ¿Y si es el trabajo? ¿Y si es esta vida? ¿Y si soy yo?

Eso me llevo preguntando mucho tiempo. ¿Has leido "ensayo sobre la ceguera"? Se me acaba de ocurrir la idea de que esta incertidumbre existencial es como esa ceguera. Se expande lentamente.

Tengo la sensación contínua de que me estoy dejando algo en el camino, de que no consigo equilibrar la balanza de la vida, de que no soy tan feliz como podría... pero me faltan ganas, recursos, tiempo, fuerzas... y entonces me hundo, me quedo estancada, harta de todo, protesto, escribo, grito, lloro... y sigo sin hacer nada. Porque actuar es otra historia. Actuar es cambiar la realidad. Y eso puede salir mal. Cabe esa posibilidad. Y... que no puedo darte consejos porque acabo de leerte y lo primero que he pensado ha sido "lo escribo yo y no acierto tanto".. así que, si te sirve de algo, tienes una compañera de desconsuelo.

Si encuentras un remedio, avisa.

;)

Anónimo dijo...

Llevo varios días, tratando de escribir algo, ya sea de apoyo, alentador, inspirador o lo que fuese... pero ante palabras como las que dices, no se que decirte que no suene a repetido o manido, no se... simplemente por lo menos espero que este canal de comunicación te ayude a canalizar todo esto y mucho mas.

Un abrazo

Anónimo dijo...

A mi hay un libro que a logrado consolarme aunque sea un ápice de algo parecido a lo que expresais...Se titula "El poder de la kabbalah", de Yehudá Berg. Y os pediría, por si los teneis, que dejaseis los prejuicios a un lado hasta después de leer el libro. Espero que os sirva de ayuda.
Saludos

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