sábado, 2 de abril de 2011

El tiempo es juez, en este juego de ajedrez sólo se vive una vez, pero se mueren demasiadas

Todo iba bien. O eso me empeñaba en creer. Siempre había algo que no… que no acababa. Lo veo ahora con la perspectiva que da el tiempo. Estuve bien. Estuve muy bien. He disfrutado de casi cuatro años de ella, de mi, de todo. Me molesta sobremanera que me digan que no la he querido. Que me lo diga ella me revienta. No puedes estar cuatro años con alguien sin quererla. Hace poco me dijo que la veía como una amiga… es posible. A lo mejor se acabó la pasión… a lo mejor nunca la hubo. El caso es que pasaron cosas. Cosas que dudé en contar. Y que al final, conté. Fue peor el remedio que la enfermedad. De habérmelo guardado para mi y haber sufrido… a compartirlo, sufrir y guardarme muchas más cosas. Ya no era lo mismo, aunque me empeñaba en convencerme de que si, de que todo iba bien. A lo mejor me engañaba… o eso pienso ahora. Pienso que me esforcé demasiado, cuando yo quería fluir. Pienso en sus palabras… y acabo por darle la razón. Desde luego me censuraba y me obligaba a estar bien. Y eso el cuerpo lo nota. Las lágrimas no tienen horario, ¿a que venís putas? ¿A que venís? Y perder tres kilos en quince días tampoco debe ser nada bueno. Así que, no sin mucho dolor, decidí un jueves. Discusión. Llantos. Fuga. Odio. Ejecuté un viernes. Mal. Se podía hacer mejor, sí. No sé hacerlo bien. A lo mejor fue huir. Quién sabe.
Luego… mucho hablar. Muchas explicaciones que me saltaban las lágrimas. Muchas veces… Aislao de la gente por miedo a echarse a llorar de repente otra vez. Toda la semana, ya sabes no tienen horario. Y poco a poco. El Padre Tiempo nos guía, nos calma, nos cura. Es duro. He sufrido… aunque siga habiendo gente que diga que no… no me importa. Ahora mismo, sólo me importo yo. Creo que quieren que me arrepienta… y yo siento que no puedo arrepentirme de algo que ya he hecho. Que no quiero arrepentirme de nada. Que el tiempo lo cura todo, que quita una pena otra pena y un dolor otro dolor.
Y, de repente, volví a nacer. Me invadió una sensación de tranquilidad. De paz. De sosiego. De calma. Me devolvió la vida. Y ya nada más importaba. Y desde ese preciso instante, no he dejado de sonreír. La miro y sonrío. Pienso en ella y sonrío. Me miro al espejo y sonrío. Si sonríe se ilumina la habitación, la ciudad y el universo entero. Si sonríe ya no tengo miedo. Ya todo está bien. Ya sólo necesito perderme en ese desierto azul que son sus ojos. Verla dormir me emociona. Que me hable me apasiona. Que me mire… me sonroja. Que me diga las cosas que me dice… siento mariposas en el estómago… me ruborizo… me encanta. Cada día que ha pasado, he notado como se me hinchaba el pecho de orgullo, de alegría… de paz. Cada minuto he disfrutado de ella. De sus palabras. De sus labios. De su piel. De sus ojos. De su pelo. De ella. Si está conmigo nada más me importa. Terceras personas, cuartas… todo me sobra, me basta con ella. Si me falta, la pienso. La imagino. Me muerdo el labio, aprieto las manos, cierro los ojos, suspiro y sonrío. Nunca me había sentido así. Todo esto es nuevo para mí. Peor que cuando teníamos quince años… yo nunca he debido tener quince años. Que me toque me emociona. Que me sonría me ilumina. Que me de un beso me apasiona. Cada segundo con ella es gloria. Cada segundo sin ella… un viaje a la imaginación… a sus ojos, a su pelo rubio… a su voz. Tengo la extraña sensación de felicidad irracional. Quiero contarle todo. Quiero decirle que le quiero cada segundo. Que me tiene aquí. Que siempre la querré. Que la necesito. Que le ha dado sentido a la vida. Quiero decirle que no se preocupe por nada, que, a su lado, todo está bien, todo es fácil, todo es fluir. Cuando me sonríe se me quita el miedo. Sus ojos me guían sin miedo. Me iluminan la existencia. Poder cogerle la mano. Mirar y que esté. Poder abrazarla. Poder besarla. Poder acariciarla. Que me pida que le haga cosquillas… todo, cualquier cosa, con ella… es increíble. Cada vez que cierro los ojos, veo los suyos. Sigue poniendo mi mundo del revés constantemente. Lo gira, lo agita, lo mueve… y cuando lo deja, todo es paz.
Y luego él. Ya nada es como era. Ya no hay reciprocidad. Ahora soy yo y antes era ella. Un miércoles cualquiera. Me pide tiempo, se lo doy. Si me pide la luna, también se la doy. No puedo negarle nada. Me tiene entregado, rendido. Y sigo aquí. Soñando con ella. Deseando besarla. Esperando. Conteniéndome. Es superior a mi. Pero respiro hondo, cuento hasta diez y pienso en mí… sólo en mí.
He aprendido. He aprendido mucho. Me he dado cuenta de que ahora mismo sólo quiero estar bien. Física y emocionalmente. No quiero obligarme a nada. No quiero censurarme. Quiero fluir. Y lo he conseguido. A días, a ratos, a momentos. Me siento enorme… como norma general. A veces… a veces me entra el miedo. Las dudas. No quiero volver a como estaba antes. No quiero retroceder. La única huída posible es hacia delante. No quiero huir. No estoy huyendo. Estoy mejorando. Estoy avanzando. Me siento bien. Relajado. Tranquilo. Quiero volver a trabajar. A la normalidad. A la tranquilidad. A veces quiero soledad. Libertad. Y a veces necesito compañía. Necesito sus ojos azules. Necesito su olor. No sólo vivo del aire, necesito tu sudor. Necesito que esté bien. Al precio que sea. No puedo verla volver a llorar como lo hacía antes. Somos amigos… algo que dije que podríamos ser… y me equivoqué… ahora volvemos a ser amigos… y me sabe a poco.
El futuro… dios dirá. Ahora solo quiero yo, amigos, música, mal. Mucho mal y mucha música. Siento que los necesito. La música me llena, me inspira, me relaja, me hace pensar. El mal… me evade, me hace pensar. Y los dos juntos… bufff… mucho.
Y ya. Yo y nada más que yo… bueno… siempre exagero… necesito rubia… o cerveza, no sé.
He cometido un error. Me he informado demasiado… aunque haya renegado mil veces del exceso de información. Las redes sociales no ayudan. Me gustaría volver al pasado. Por primera vez, me arrepiento de algo. De algo tan sencillo como juntar una ese con una i… no supe hacerlo a tiempo y ahora puede que haya perdido mi oportunidad. Quiero quedarme con los buenos momentos. Con esa sensación desconocida. Con esa pasión desbocada. Con esa complicidad. Pero ahora mismo… me duele demasiado. Intentaré disimular. Sonreír. Si lo pienso fríamente… no podía ser. Ella es demasiado para mi. Pienso que la he tenido. Que he sido feliz y que, aunque no vuelva a serlo nunca más, he podido sentirlo… y entiendo por qué la gente se engancha… es lo mejor. En realidad… no me hago a la idea de separarme de ella… no lo concibo, no puedo. Para mi lo es todo… es la vida. Pero no es mi decisión, es la suya. Yo ya tuve mi oportunidad… y la dejé escapar. Lo asumo, soy idiota. Ahora mismo no sé qué hacer. Me pierdo mirando el infinito… incapaz de pensar. No quiero pensar en no volver a verla… a hablar… a cogerle la mano. No quiero un adiós. Los odio. Pero tengo la extraña sensación de que nos abocamos a él sin remedio. No quiero. No puedo admitirlo. Nunca admitiré un adiós. La quiero. La necesito. Me muero sin ella. No quiero volver a morir. Quiero purgar mis pecados. Redimirme de mis malas acciones y decisiones. Quiero todo con ella. Y si es imposible…

"no sabemos donde vamos pero estamos,
pasa la vida,
lo que importa es lo que hagamos,
no lo que hicimos,
que lo que duele vuele sin amos,
fue que dijimos,
coño nos anestesiamos,
fumamos de memoria,
contra la monotonía del día a día,
todos los días,
nos escapamos,
de quien si no del tiempo,
de quien si no del llanto,
pero este miedo tiene su encanto...
Pasa la muerte,
por delante y me saluda
pa' que no me quepa ya ninguna duda,
huyo del castigo,
porque se que llevo dentro un enemigo,
y ciego sin vértigo,
mi sueño persigo.
Siente el ataque masivo de las cavernas,
mentales de este divo pasivo la guerra interna,
y los males colaterales hieren a los amigos,
aquí nos sobran los motivos, para seguir unidos
con la maldad de un dios,
con la bondad de un diablo,
y la impresión de solo yo, saber de que coño hablo,
hablo de que por mi parte ya hace años que estoy muerto,
lo descubrí y ¡desde entonces me divierto!
Hierba y vino,
alas blancas por un beso femenino,
¿tu con que levantas tu animo vecino?,
Yo con mis canciones compañeras de fatigas,
necesario es que me sigas,
no hace falta que te diga,
que el 90% de tu madre eres tú,
por si vas a matarte o a dañarte,
chico esos sukis que te dan, si,
son para alarmarte, pero,
no somos nada verdad, y siempre es tarde.”
Pasa la vida, Chulito Camacho (con Violadores Del Verso)

3 comentarios:

Jess. dijo...

¡Enhorabuena, has conseguido que la "cerveza" esté contenta! Wow... ¡que suerte!... ¬¬'.


Hay gente cobarde...

... y luego estás tú.

Jess. dijo...

Querido cond@ de Belflor:

Está bien eso de escribir una "oda a la cerveza" de cara al gremio cervecero y en soledad involuntaria intentar mantener al buen vino cerca.

Quien no dice la verdad, no puede permitirse tener mala memoria...

.

Anónimo dijo...

No hay nada como comer caviar sin pan y beber champán sin burbujas....(mqaymqm)

Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.