sábado, 17 de diciembre de 2005

Ponme de beber...

En ocasiones… no esta no es la mejor manera de empezar, volvamos a intentarlo. A veces (esta sí) me siento pequeño… de estatura y de edad. De estatura porque yo he tenido siempre una altura media, pero claro, cuando yo tenía 16 la media estaba algo más baja que ahora, pero bueno. Eso no me preocupa, serán los yogures caducados o los genes o algo. Me siento pequeño de edad, vamos, que no me parece tener la edad que tengo. Igual es porque me rodeo de gente más joven que yo. Igual es la mentalidad. Igual tengo el síndrome de Peter (sin)Pan(talones). Igual nunca quise crecer… igual. Tengo una edad en la que igual podría estar estudiando, que trabajando, que en el paro. O que ninguna de las tres. Me mata estudiar, me mata trabajar, me mata vivir… que triste. Prefiero ser esclavo 8 horas que libre 24. Y es que la libertad es muy aburrida. La esclavitud te ocupa, te da de que hablar, te mantiene enchufado, te hace disfrutar (el tiempo libre)… en fin.
Igual la solución es una mujer… o dos. Igual necesito una pareja. Últimamente me gustan todas, así que no debe ser muy difícil. Veo guapa a las feas, estoy enfermo, todas tienen algo. Si no es el culo son los ojos, o el pelo, o la ropa, o la sonrisa, o… algo tienen siempre. Soy un adicto… adicto al amor platónico y al placer de la nostalgia cuando estoy solito
Me encantan las mujeres… rubias, morenas, pelirrojas… teñidas de rojo, ese rojo intenso que me gusta a mi… mmmm… rosa, también me pone… todas… y cada vez más y más… ampliando el rango (de momento por arriba)… y cada vez mujeres más distintas… sin nada en común… y cada vez me dejo llevar…
Me encanta la música… mmmm… rock, heavy, hip-hop… ese solo de sweet child o’mine, genial… las letras de Extremo, Violadores (y de tantos otros)… brutal… y cada vez más música, más estilos, más grupos… y cada vez me dejo llevar…
Me encanta escribir… me relaja, me vacía, me da que pensar… y cada vez escribo más… y cada vez más peor… y cada vez me dejo llevar…
Me encanta leer… libros, blogs, revistas… pero lo estoy dejando… no encuentro un hueco… ya acabé Estúpidos hombres blancos, de Michael Moore y ahora he empezado Diario de un skin de Antonio Salas.
Son los pequeños placeres de la vida. Falta uno, pero bueno.
Y eso que la vida es una mierda. La vida es una mierda, pero por lo menos tengo dos piernas sobre las que apoyarme. Un saludo a ti, tu pelo rebelde y tus ruedas de serie.

"Vamonos al bar,
necesito celebrar.
Si he podido aguantar tanto
puedo aguantar más.
Pero ponme de beber,
ponme de beber,
ponme lo que sea
que me haga sentir bien.

Te miro de reojo,
de frente no me atrevo,
si no estás entre mis brazos
yo siento que me muero.
Y ahora que no estás aquí
dime por qué no me encuentro mal
pero tampoco estoy bien."
Ponme de beber, Despistaos

martes, 13 de diciembre de 2005

Lo siento

Siento haber intentado ayudar. Siento interesarme. Siento ser como soy. Lo siento.
Me he equivocado pensando en positivo. Yo no soy nadie, cierto. Pensé que era de amigos cuidar a los amigos… pero claro, nunca he sido amigo de nadie… el mejor amigo de nadie. Siento no saber ser amigo.
Siento no saber llorar. Siento usar tantas palabras para no saber explicarme más que con una canción que escribió otra persona. Siento no saber perdonar. Siento no ser más simpático. Siento usar la violencia (verbal). Siento ser sincero, lo siento. Siento mentir, lo siento. Siento ser tan vago y perezoso, joder, si existe el infierno voy a pasar un calor de la hostia! Espero que se esté tan bien como entre las sábanas y mantas de mi cama…
Siento no saber demostrar/expresar lo que siento. Siento no saber amar (¿se?).
Siento haber hecho daño. Siento que volveré a hacerlo. Siento no saber ver según que cosas. Siento no poder evitarlo.
Siento que cada vez me gustan más (las mujeres y las drogas). Siento que cada vez las necesito más (a las mujeres y a las drogas). Siento que cada vez me hacen menos caso (las mujeres). Siento que tengo que dejarlas (las drogas).
Siento decepcionarte, espíritu alcohólico. Siento satisfacerte, cuerpo alcohólico. Siento que pienses mal siempre. Siento que te he dicho todo. Siento que me has dicho de todo. Siento todo lo que te he dicho. Siento tu calor entre las sábanas. Siento tu mirada intimidatoria. Siento que te equivoques conmigo. Siento que he cumplido. Siento que actué coherentemente. Siento que vieras lo que no pasó. Siento que si alguno hubiera apretado habrías tenido razón. Siento que me has aportado una gran felicidad, tú y tus ‘oseas’. Siento que te hayas ido pensando… que sé yo! Si ya no sé ni lo que piensas… y sigo sin saber que pienso yo. Me desequilibras siempre… por teléfono y en persona.
Siento que me notéis raro. Siento que no me podáis decir por qué. Siento que mi amor platónico me vea raro, me duele. Siento excluirme. Siento que me excluyáis. Siento que ninguno lo hace adrede. Siento no encajar. Siento que no me entendáis. Siento no saber explicarme.
Siento tanto. Siento latir, a veces, un corazón.
Siento acostarme tan tarde… ayer otra vez eran las dos xD


“Marxaria a un altre món
sé que n’hi ha mes pero tots
estàn sota aquest cel
inevitable relació
del primer al últim estel”
Inevitable relació, Lax’n Busto.



Escuchando Siento de Zénit. (Temazo, este te lo recomiendo Sara)

sábado, 10 de diciembre de 2005

No saber que se es.

Eso le pasa a mogollón de peña. Ni siquiera ellos saben que son. Y les da por faltar. Bien. Tampoco es nuevo.
¿Cómo definirse si no se sabe lo que se es? Pues mintiendo. Diciendo lo que se quiere ser, inventando. Convencidos, pues, de que esa es la salida. Convencidos de algo que han creado, inventado. Claro.
Yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos. Todos convencidos de que en el centro de la tierra está Shiva manejando mogollón de palancas… y hace calor. Lleno de pelos y pelusillas. Lo conozco bien.
Y claro, si te inventas quien eres por qué no te ibas a inventar en qué crees, total, una más…
Y claro, luego la verdad se manifiesta en forma de bronce en unas Olimpiadas… pero si tu eres el bronce en esta Olimpiada… quién es el tercero… pues tu. Claro, así nos va.
Concienzudamente podemos creer en ello… en el abono, en la materia orgánica, en las heces.
“Buenas noches y saludos cordiales.” Butanito.


Pero pasemos de todo un rato y sumerjámonos en el maravilloso mundo de las idas de olla.
Este puente ha sido lo más. Lo más mejor. Desde hace tiempo que no lo pasaba tan bien.
Que rápido se acostumbra uno a dormir acompañado… aunque sea alcoholizado por un espíritu ídem. Y que rayada… el mal da elocuencia… séptima destilación… la de mi hígado. Creo que todo quedó muy claro… claro que por la mañana la resaca te recuerda que no te acuerdas de mucho…
“Hoy me encuentro muy bien, voy a acabar borracho”
Voy a acabar borracho, Platero y tú.

Yo dije todo lo que tenía que decir e hice todo que tenía que hacer. O eso me da por creer. El mal contrarresta los efectos del borrado de memoria y consigo rescatar casi toda la conversación. Está todo dicho. Otra cosa es que lo quieras escuchar.
O no supe hacerte la pregunta correcta o conseguiste no respondérmela, no se. El caso es que no tengo una respuesta. Así que me tocará llamarte… porque has prometido que tú no me llamarás. Ya veremos.
Ha estado de puta madre. Genial. Sin más.
Además mi autoestima ha sufrido una inyección importante… muy importante.
Gracias a los catalanes por la visita, por ser como sois y por mogollón de cosas que algún día nos dará por contarnos. LL(Majísima), M(un crack el tio), V(eres genial) y por supuesto a E(no tengo mucho más que decirte).

"Hoy es vida complentativa y sólo busco el placer
No hago nada y así nada se queda sin hacer
Sé que nací ayer, pero una mujer me hizo envejecer de repente
y desde entonces ni un amanecer me vio sereno
Y un demonio en cada esquina dijo: "Obedéceme" y volví a ser esclavo del veneno"
No es ningún trofeo noble, Doble V

lunes, 5 de diciembre de 2005

… por mis cojones.

Amor… por mis cojones. No sabes amar puesto que no conoces más que el odio. Pero estoy esperando el día. El día en que, declarado vuestro amor, reviente en dos mil pedacitos… y cada pedacito será bañado en sal y vinagre… porque llegará… y si no al tiempo… no tengo prisa, sólo el tiempo da la razón… esperemos…
Amistad… por mis cojones. ¡Qué decir! Si yo era tu amigo… no quiero saber como tratarás a tus enemigos! Pobrecitos… pero pobrecito de ti, porque tu eres tu peor enemigo… y una vez más… al tiempo, ese chivato cabrón.
Por mis cojones que armo una gorda. Dios, puta hipocresía…
Un saludo, gracias, de nada… ¿falsa compasión? ¿Compasión? Si los que se condenan son ellos. Una vez más hipocresía. Si soy despreciable, ¿por qué esa amabilidad? Por dinero. Joder que ruin y que rastrero… pero no me sorprende. Ya nada me sorprende… y menos de ti. Como se puede tener el corazón tan negro y tan sucio… pues sembrándolo de odio y rencor y regándolo con mentiras. Dios! Qué impotencia!
Se me escapa como puede ser posible que, por poner un ejemplo, el Sr. Florentino Pérez piense del Sr. Laporta que es un hijo de puta y un cabrón, pero sea capaz de quedar con él para comer… claro que visto así no es tan difícil. Lo intentaré. Intentaré ponerle buena cara a todos aquellos que me caen mal… si, esa es la solución. Acercarme, integrarme… y destruirlos desde dentro. Había una canción de Narco… ¿cómo era?...
“Me hago el pardillo, te hago la rosca y cuando te descuides te meto en la boca.” Ahí está, Actitud Gamberra. Pues eso pienso hacer. Dios que impotencia… joder! Pero lo haré. Desde dentro duele más… poco a poco, como me han hecho a mi… sin levantar sospechas… poquito a poco… una pequeña gota de agua que va erosionando la roca… eso me han hecho a mi, pues eso haré. Igual es venganza, no lo sé, igual es justicia. En cualquier caso hay que administrarla. Me vienen a la cabeza montones de frases sobre la venganza… sobre todo en contra de la venganza… pero puede más esa voz que nace en un lado del pecho y sube hasta mi cabeza y dice: duele. Igual la venganza mitiga ese dolor… igual. Hace poco vi la segunda parte de Kill Bill, y oye… la venganza sabe dulce.
Para ser ateo he nombrado unas cuantas veces a dios… pero es que… es la única manera de explicar ciertas cosas… y aun así no me convence…
Nunca he pensado que fuera justo. Sólo hay que ver el conflicto de Palestina e Israel. Cómo puede ser justo un tipo que promete el mismo trozo de tierra a dos países… en fin. Pero espero que se haga justicia divina, aunque sea el último de los días.
Llego a pensar si… ufff… no puedo decirlo.
Me da rabia. Rabia no haber sabido las cosas a su tiempo. Rabia porque de esa decisión ignorante e inconsciente sale sufrimiento. Personas que han sufrido, sufren y sufrirán por mi decisión… rabia. Pero no puedo evitarlo. Las cosas pasan, sin más. Luego, tienes que afrontarlas. Mejor o peor, pero oye… y esta se me está dando peor.
Sé que sólo el tiempo en su infinita justicia me dará la razón, pero… pasará mucho tiempo… y cuando llegue… estoy seguro de que me voy a sentir mal, es que encima soy gilipollas… en fin. Bueno, sigo confiando en ti, Padre Tiempo, y que tarde o temprano (esperemos que sea más temprano), iluminarás a mucha gente… y harás sufrir a otra.

No hay canción para expresar esta rabia y esta impotencia… lo siento.

jueves, 1 de diciembre de 2005

Sucio hijo de puta. Capítulo primero (y puede que último).

Devon (Sucio hijo de puta) es un personaje de ficción (cualquier parecido con cualquier realidad es mera coincidencia).
Nuestro personaje nace un una pequeña localidad del Estado de Wisconsin, cuyo nombre no nos interesa y hace tantos años como les parezca bien a ustedes, los lectores.
Como es de suponer Devon no es una persona cualquiera, no cuentan la vida por escrito de cualquiera (¿o sí?). Devon es un desactivador de almas. Pero empecemos desde el principio.
Después de una infancia como la de cualquier ser humano de Wisconsin, Devon decidió emigrar a Molokai, lugar paradisíaco. Allí conoció a Huo-Lue, un pigmeo auténtico que había decidido probar fortuna en Molokai. No le iba mal. Era el dueño de una cadena de restaurantes de comida típica de los Pigmeos. Se hicieron amigos con la ayuda del tiempo y la predisposición de ambos. Todo iba sobre ruedas. Su amistad crecía y crecía. Todo parecía funcionar a la perfección.
Un día, al azar; Huo-Lue, desde detrás de una puerta entreabierta, descubrió la cara oculta de Devon. Esa que sólo los desactivados pueden ver. No sabía qué hacer. Su amigo era un desactivador de almas! ¿Qué podía hacer? Pasó el resto del día dándole vueltas a la cabeza.
La hora de la cena había llegado. También habían quedado los dos amigos para cenar acompañados de unas amigas que habían conocido en un Chat. ¿Cómo afrontar aquella situación? Comenzó la cena. Huo-Lue estaba muy tenso, no podía disfrutar de la cena ni de la compañía… ¿compañía? Tenía como compañía a un desactivador de almas!! Cuando las dos acompañantes fueron al servicio, Huo-Lue decidió afrontar la situación. “Eres un desactivador de almas”, le dijo entre susurros. Devon se levantó de un salto y con una sonrisa pícara en la cara exclamó: “¿Cómo puede ser que mi mejor amigo me acuse de ser un desactivador de almas?”. Todo el restaurante se volvió hacia ellos, justo en el momento que regresaban sus comparsas de empolvarse la nariz. Se formó un gran revuelo. Decidieron seguir la discusión en la calle. Las chicas estaban alteradas, confundidas, pero Devon intentó tranquilizarlas: “No os preocupéis, sin duda Huo-Lue miente”. ¿Mentir? No era posible. Nunca mentía. Además del hecho de que lo había presenciado con sus propios ojos.
Expuso cómo indiscretamente había presenciado la verdadera cara de Devon. Inmediatamente después de contar lo que vio, Devon, soltó una sonora carcajada que resonó en todo el aparcamiento. Acto seguido las acompañantes también rieron estrepitosamente. Huo-Lue no se lo podía creer. No le creían las fáciles acompañantes, pero es que el que fuera su amigo estaba negando la evidencia… no lo podía creer. De repente se preguntó quién sería ese ser con el cuerpo de Devon, su cara, su voz… pero no era Devon, no. O por lo menos el Devon que Huo-Lue conocía. Intentaba que entraran en razón, recriminaba a Devon (si es que era ese su verdadero nombre) el ser tan rastrero, que vale que no se lo quisiera a contar a todo el mundo, pero él lo había visto. De repente se dio cuenta. Las lascivas acompañantes ya no tenían alma… las había desactivado. En ese instante calló. El silencio. Todo le daba vueltas en la cabeza… ¿sería él el siguiente? Devon le miró fijamente y le dijo: “Sabes mi secreto, pero no te voy a desactivar el alma, has de sufrir. Te condeno a que nadie te crea en tu vida, que desesperes intentando demostrar la verdad. La verdad que conocerás es la única verdad, pero nadie nunca te creerá. Esa es mi condena”. Desaparecieron en la noche.
Huo-Lue entró en el restaurante para contarlo todo. Fue inútil. Entre las risas y los desprecios de la gente se sentía diminuto, enano, insignificante...
Esta es la historia de por qué los Pigmeos eran un pueblo tan pequeño, de estatura.
Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.