lunes, 19 de marzo de 2007

Soñé que me apuntabas, al final sonó…

  • No tienes por qué herirme. Tienes otras amigas con derecho a roce, y no has perdido la amistad.
  • Ya. Es cierto.
  • ¿Entonces?
  • No ha mejorado el día desde que hablamos. No insitas… por favor.
  • ¡No! ¡Esa cara no!
  • Jajajaja. ¡Te puedo!
  • Nooooo, perdona. Yo tampoco tengo un gran día. El mío ha ido decayendo.
  • Vaya. ¿Y eso?
  • Eso es mi novio y tampoco baila.
  • (los dos) Jajajajajajaja
  • Que bueno. No te desvíes.
  • No sé. Me ha llamado Ber.
  • Pero no es por eso, ¿No? Estabas estupendamente.
  • Ya… estaba. No creo que haya sido por eso. Me duele la cabeza. Me han agotado. Un día duro.
  • Bueno. Todos tenemos alguno… ¿otro abrazo?
  • Jajajaja. A ver si te vas a aficionar ahora… aunque mejor para mi.
  • Ya te digo.
  • ¿Me necesitas?
  • Constantemente.
  • ¿Por qué?
  • Pues… … … no lo sé. Sólo sé que te necesito.
  • Eres como un libro cerrado, igual.
  • Ya. No sé explicarme.
  • Ya.
  • Me aportas muchas cosas. Haces cosas que me gustan. Estoy a gusto contigo. Vale como respuesta, ¿no?
  • Jajajaja. Vale, vale. Ha sido muy buena.
  • Lo sé.
  • Te doy cariño.
  • Mucho. De repente necesito tus abrazos.
  • ¿De repente?
  • Sí, bueno… ahora más. Antes también, supongo, pero ahora más.
  • Eso me gusta.
  • A las mujeres os gusta que os regalen las orejas… sin ánimo de ser machista.
  • No lo eres. Es verdad. Por lo menos a mi sí. Me gusta.
  • Supongo que a todos, ¿no? A mi también me gusta… ¿no?
  • ¡No! A ti no te gusta.
  • ¿No?
  • Claro que no. Si hablamos de ti intentas cambiar de conversación. Aunque sea bueno.
  • Bueno, ahora estamos hablando de mí.
  • No del todo. Estamos hablando de los dos.
  • Ah… bien.
  • Háblame de ti.
  • No.
  • ¿Por qué no?
  • Tenemos el día tonto hoy...
  • Jajajaja. Me haces reír. Lo necesito.
  • Bien. Reír es bueno. Eso dicen.
  • Sep. Es bueno.
  • ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
  • Por encima.
  • Me dijiste preciosa.
  • Tenía toda la razón del mundo.
  • Y me miraste de una forma… no me has vuelto a mirar así… hasta el otro día.
  • No sé… no recuerdo, sinceramente.
  • Eso quiere decir algo.
  • Estupendo. ¿Qué?
  • No lo sé.
  • Jajajaja. ¡Vaya una! Jajajaja. Total, pa no decirme na.
  • Jajajaja. Sí, sí. Es que si no lo supe entonces, no lo voy a saber ahora.
  • Han pasado muchas cosas desde entonces. Hemos intimado más.
  • Jajaja. Más quisieras so golfo.
  • Malpensada.
  • Ya, ya. Pero sí, han pasado muchas cosas.
  • Y el tiempo.
  • Más que cosas. A lo mejor hemos estado perdiéndolo.
  • No te entiendo.
  • Sí, entre nosotros. No sé. Que no lo hemos invertido, que lo hemos perdido.
  • ¿Pierdes el tiempo conmigo?
  • Si fuera una afirmación en vez de una pregunta…
  • Jajajaja. Insisto, malpensada.
  • No, no creo.
  • Yo considero una inversión el tiempo empleado contigo. Joe, que bonito.
  • Bonito, bonito… grandilocuente.
  • Jajajaja.
  • No es perdido, no sé explicarte. Yo he aprendido mucho de ti, me lo he pasado muy bien… no sé. Pero también he perdido muchas oportunidades por ti.
  • No entiendo.
  • Joe. Yo estuve un tiempo sin salir con nadie por estar contigo.
  • ¡No!
  • ¿Cómo que no? Sí.
  • ¿Y por qué?
  • Porque… no sé. Porque me gustas… no sé.
  • Vale… cambio de tema… ¡ya!
  • Jajajaja… vale, vale…
  • Se ha quedado buena tarde…
  • (los dos) jajajaja.
  • Prométeme que no va a cambiar nada.
  • ¿Y lo intentamos?
  • Yo no he dicho eso. Tu prométemelo.
  • ¿Para qué si no va a pasar nada?
  • Bueno, eso no lo sabemos. Tu prométemelo.
  • Cualquier día de fiesta… y borracha.
  • Jajajaja. ¿No me lo vas a prometer? Mira que si no me lo prometes si que no va a pasar nada.
  • Si te lo prometo tampoco.
  • Insisto, no sabemos.
  • Tu lo sabes todo.
  • No me gusta que uses mis frases contra mi.
  • Jajajaja.
  • ¿Qué puede cambiar?
  • Todo.
  • ¿Todo?
  • Claro. Te engancharías a mí. Y tienes razón, me herirías… joe que palabra más difícil.
  • Jajaja. Bueno, y tu a mí, ¿no?
  • Yo ya estoy enganchada. Es tarde para eso.
  • Vaya… no sé que decir.
  • Que tienes razón. Que siempre la has tenido. Que tengo miedo a que me dejes.
  • Me dejarías tu a mí. Seguro. Te cansarías de mi. Soy muy pesado.
  • Jajajaja. No lo creo.
  • No tientes…
  • Supongo que nos haríamos daño.
  • Estabas más segura antes.
  • Ya. Pero es a ratos. A ratos pienso que sería muy bonito. Y a ratos que me dolería.
  • Podríamos poner unos preceptos.
  • Jajajaja. Tu quieres algo conmigo.
  • Sabes que no.
  • (los dos) Jajajaja.
  • Quizás otro día.
  • ¿Sellamos la conversación con un abrazo?
  • ¡Al final el pesado eres tu!
  • Sabes que sí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

[Por eso hoy no me quiero levantar]

¿Por qué me imaginaré este diálogo en un columpio? Será porque cuando uno va, el otro llega... y al final los abrazos se convierten en un símbolo sin mucha más realidad que ese montoncito de palabras que simula decir mucho y, al final, se muere de miedo y confiesa que no tiene nada que decir.

[[ más más mássss]]

;)

Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.