lunes, 10 de septiembre de 2007

Do something with your life, get me a BEER

Tengo un problema... Bueno, tengo muchos, pero uno me intriga más que los demás: me quedo con todas las putas caras, es más, me suenan caras que no he visto en mi puta vida. Sólo es uno de mis pequeños desajustes neuronales. Como el de vivir déjà vús constantemente. Un día escribí que el tiempo corría más que yo… a ver si era al revés… quién sabe. El caso es que me asaltan cada dos por tres. Y soy muy consciente de ellos… incluso los manipulo. A veces me doy miedo. Intento fijarme menos en las caras… sabedor de mi problema. Miro menos a los ojos. Intento olvidar. Si mantienes una mínima conversación conmigo, estás preso de mi memoria. Puede parecer divertido, pero a veces es estresante. Sobretodo si trabajas de cara al público. Había veces que me tiraba muchos minutos intentando saber por qué tenía la sensación de conocer a alguien. Me sonaba su cara y no sabía de qué. Así que me ponía a pensar. Y pensar nunca ha sido bueno. De repente, sin más, saltaba la chispa. El buscador del disco duro hacía su trabajo y linkaba una cara a una situación. Ahí acababa todo. El problema venía cuando parecía no haber información relativa a dicha cara. Eso me desquiciaba. Hasta que aprendí a no darle importancia. Luego me saludaba alguien por la calle y no sabía quien era… a saber. Podía ser cualquiera. Besugo flipaba cuando iba conmigo por la calle… “hasta luego”… “venga”… y me preguntaba “¿de qué l@ conoces?”… a saber… puede ser cualquiera. Raro, no digo diferente, digo raro.
El miedo es libre, siempre lo he predicado. Cada uno tiene el suyo y suele ser intransferible… aunque los hay comunes. A veces se confunde con el asco, pero no es lo mismo. Cuando es extremo es peligroso. Los hay a un montón de cosas. A los médicos, a sus agujas, a sus intervenciones, a los dentistas, al compromiso, a cómo morir, a equivocarme, a no hacer nada... Con lo que me gusta no hacer nada. Desde que amigos, familia y pareja están de vacaciones y yo estoy solo en casa; a eso me he dedicado: a no hacer nada de nada... Excepto viciarme y drogarme a mogollón... No lo puedo dejar, cada día me doy más cuenta. Es más fuerte que yo. Me domina. Y es triste... Pero yo lo dejo cuando quiera, creo. Me ayuda a no pensar… espera, creo que me repito. Es otro de mis mono-temas… debo dejarlo. Un día leí entre una lista de efectos secundarios que distorsionaba la sensación del paso del tiempo… o algo así. Me di cuenta de que “efectos secundarios” no siempre tiene un sentido negativo. A mi me parece de lo más molón. Y es cierto. El tiempo transcurre distinto… generalmente las horas… pero cuando se es yo… los años…
El paso del tiempo me mata. Veintiséis ni más ni menos. Por lo menos me queda el consuelo de tener oficio y beneficio, que otra cosita es. Pensando... Estoy igual que a los veintiuno. Tengo trabajo, pareja y amigos... Y no estudio. Pero no tengo veintiuno... Tengo veintiséis, que suena bastante peor. En cuatro, treinta... Eso si que va a ser duro... Pero peor es no llegar. Creo que lo peor es que me junto con gente de veintidós… es una plaga. Todo el mundo tiene veintidós… yo también quiero… jo. Bueno, también hay muchos con veinticuatro… no está mal, sólo son dos años. Pero dos años, depende de si son hacia arriba o hacia abajo, tienen distinto rasero. De veinticuatro a veintiséis hay dos años… pero también los hay de veintiséis a veintiocho… ¡veintiocho! Conozco algunos con veintiocho con su vida hecha, una pareja, un piso común y pensamientos de procrear. También hay alguno con veintisiete que ya tiene un cabezón de casi un año… que gentuza. Traer un churumbel a este jodido mundo… es para pensárselo… inconscientes. No os vayáis a pensar que me preocupa cumplir años o cosas de esas… simplemente, a veces, me da por pensar… generalmente cuando alguien bastante más pequeño que yo y que he visto crecer cumple años… concretamente, mi hermano, dieciocho… ¡dieciocho! Si hace nada era un cabezón chocándose con las sillas… como pasa el tiempo… cabrón.

“De pequeño me enseñaron a querer ser mayor,
de mayor voy a aprender a ser pequeño,
y así cuando cometa otra vez el mismo error,
quizás no me lo tengas tan en cuenta”
De mayor, Búnbury

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, pues si que te has puesto las pilas, en una semana 3 entradas... Espero que no nos mal acostumbres, jejeje

Un saludo

Anónimo dijo...

Jajajjajajaa... pues yo soy del 85, también... pero bueno, la edad no lo es todo. Es cierto que, a medida que pasan los años, te sientes más obligado a tener algo. Es como si la sociedad dijera "si a X años no has conseguido esto, eres un fracasado"... pero..¿por qué? Puedes tener una idea reveladora a los 40 y hacerte de oro de la noche a la mañana, o puedes ser feliz no haciendo nada. ¿Para qué sirve hacer algo? Y con algo, me refiero a algo socialmente aceptado, es decir: trabajar. Pues sirve para ganar dinero. Claro que necesitamos el dinero pero el dinero se puede conseguir de muchas formas. Tu mismo lo has dicho, tienes pareja, amigos, trabajo... eres feliz. ¿Eres feliz? Si lo eres, ya has conseguido más de lo que muchos han logrado a tu edad. ¿Necesitas que la gente reconozca tu éxito? La mayoría de las personas que envidiamos a diario por tener éxito, fama o dinero son infelices. Muchos han renunciado a sus vidas, carecen de intimidad, no recuerdan la satisfacción que supone haber ahorrado el dinero suficiente para poder comprarte ese capricho que tanto te gustaba... y se olvidan de lo que verdaderamente importa.

Vamos, que todo esto viene a decirte que no te vayas a deprimir ahora por tu edad, que los años van pasando y nos van dejando cosas, nos dejan experiencia y nunca pasan en balde.

¿Hay museos en Ámsterdam? Jajajjaja... :p Ya era hora de verte un poco más optimista! ;)

Cuídateee

y no escribas tanto, que no puede ser bueno para ti...

¿será el amor?

jeje

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