martes, 24 de enero de 2006

Tú… o no…

Ya no me pareces tú. Ya no discutimos… ya no me insultas… bueno, no en el mismo tono, porque sigues llamándome lo que crees que soy.
Tu última llamada me ha sorprendido. Eran las nueve de la noche de un lunes… difícil que estuvieras borracha/morada… y no como cuando te llamé yo el sábado… todo cerdo… todo se pega, ¿no?
Me llamaste para pedirme perdón… sabes de sobra que yo no te puedo dar ningún perdón… no soy nadie para perdonarte nada… creo que deberías perdonarte a ti misma… así conseguirás el perdón. Me llamaste para decirme que lo habías entendido… sangre, sudor y lágrimas… nos ha costado… bueno, a mi sólo sudor y a ti sólo lágrimas, la sangre la dejamos circulando ¡Por fin! Estoy contento. Bueno, sí y no. Ya sabes. No lo has entendido, como tu misma dijiste: “intentaré entenderlo”, pero ya estamos en el buen camino. También estabas celosa… desde el sábado. Eso demuestra que todavía no lo has entendido del todo, pero bueno. Me dejaste explicarte que no tenías motivos… nunca los tienes, que lo sepas… y esta vez me diste la razón… eso es nuevo. Viste cosas en tu cabeza, las extrapolaste a la realidad y yo te expliqué la auténtica realidad… después de un par de insultos… uno se acostumbra a todo.
Ahora somos amigos… creo que nunca hemos dejado de serlo, aunque tu opinión no sea la misma. Ahora tu me llamarás serena y yo… yo seguiré sin llamarte. Es lo que hay, y lo sabes. Ninguno de los dos vamos a cambiar, aunque lo intentemos. No te prometo nada, pero intentaré intentarlo. Intentaré llamarte sereno, pero sabemos que es difícil. Tu también lo intentarás… y te costará menos que a mi, que le vamos a hacer, ¿verdad?
Yo no me acuerdo de lo que hablamos el sábado. Me estabas pidiendo perdón por algo que no sabía… hasta que me di cuenta. No me tienes que pedir perdón por estar celosa… simplemente tienes que entender que no tienes porque estarlo… por varios motivos. Uno que ya sabes. Y otro que no quieres saber, por mas que intente explicártelo. Pero bueno, no me canso de intentarlo, porque sé que al final lo entenderás. Cueste lo que cueste.
Que sepas que nuestras conversaciones perderán interés… en serio. Ahora serán del tipo: ¿qué tal? Bien ¿y tú? Bien… y ya. Antes molaban más… por lo menos a mí. Me reía mucho… pero bueno.

"Yo tengo esto lo otro y poco más y me sobra pa darte.
También tengo un cerebro cascado
y un gatillo atascado
y así ni me aburro ni me enfado.
Vengo salido del abismo,
entiende que me cueste volver a creer en mí mismo."
Ninguna chavala tiene dueño/Porque ella lo dijo, Doble V.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estas cosas siempre son dificiles... pero nunca jamás se entenderá mientras la relación sea la misma asi que, lamentablemente, lo más recomendable es cortar de raíz... Suerte.

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