jueves, 25 de mayo de 2006

Vencedores y vencidos

Dicen de la guerra civil española que no hubo ni vencedores ni vencidos. Yo creo que hubo un gran vencedor y muchos vencidos, pero sólo es una opinión personal. Extrapolando, yo me siento vencido… y no por perder la guerra, que también, si no por las circunstancias. Yo soy yo y mis circunstancias y si no las supero yo, me superarán ellas a mí. Bien, pues me han superado. Abandono. Renuncio. Me voy. Hasta agosto para decidirlo… pero creo que ya está decidido… o casi. Quedan un par de flecos que pulir y listo. Abandono. Mis enemigos han ganado. Se sentirán vencedores. Me alegro por ellos. Una victoria es una victoria… con o sin trampas. Pero yo me siento vencido. Y eso no se puede cambiar. He perdido muchas batallas, pero nunca una guerra. Perder las batallas era decepcionante, pero siempre ganaba algunas, que me volvían a subir la autoestima. Perder una guerra… supone el exilio… y la renuncia a regresar… al menos en muchos años. Quizá es eso lo que más me duela de la derrota. Si me voy no volveré… eso dije antes de venirme, y lo mantengo. Mis circunstancias han conseguido exiliarme. Está entre voluntario y forzoso. Voluntario porque hago lo que quiero, y si no quiero no me voy. Y forzoso porque es mejor una muerte que una vida de sufrimiento. No puedo estar cada dos meses derramando sangre… la sangre no se recupera… no hay nadie que me haga una transfusión. Es un puedo y no quiero.
He sido un mal general. Cometí errores, y los errores se pagan… sobretodo en las guerras. Mandé una avanzadilla a pecho descubierto y con el corazón en la mano… no regresó nadie… todos murieron. Ese fue un grave error, que no he podido remendar, y probablemente sentenció la guerra. Las tropas se sintieron decepcionadas. Los que no habían regresado eran sus compañeros… sus amigos… sus hermanos. Por más que me empeñé no pude hacerles olvidar la masacre. Confié al tiempo la tarea de olvidar. Pasamos semanas agazapados en las trincheras, a la espera de un movimiento enemigo, con la esperanza de que no se produjera y pudiéramos abandonar el puesto para siempre. Después de un tiempo de inactividad, las tropas se relajaban… todo parecía ir bien, pensábamos en abandonar el campo de batalla para siempre. Ese fue otro error. Esperar. Confiar en que no se produciría el ataque. Pero se produjo. Y nos cogió distraídos. Nos pilló en bragas. El enemigo inició un ataque indiscriminado sobre nuestra posición, con toda su artillería… sobrevivimos unos pocos. A veces pienso que habría sido preferible perecer en el ataque. Los que conseguimos salir de aquel infierno estábamos todos afectados por las imágenes de la guerra. Sangre, explosiones, muertos, fuego… dios, que impotencia. Nada podíamos hacer salvo correr. No podíamos enfrentarnos a un enemigo que nos superaba en número y en maldad. Corrimos. Huimos, sí, huimos. Quizá fue una decisión cobarde, pero era la única decisión. Muchos han muerto, pero no ha sido en balde. Hemos conocido a nuestro enemigo. Si quisiéramos podríamos hacerle frente… pero no queremos. En realidad no merece la pena derramar más sangre… aunque sea sangre enemiga… aunque sea sangre podrida. De todas formas sabíamos que era una dura batalla. Sabíamos que el enemigo es despiadado y cruel. Pobres de nosotros esperábamos un ápice de compasión en su corazón pero… está visto que no. Pagamos nuestros errores... en realidad, pagué mi error.
Intentaré que nadie se entere hasta que me haya ido… no me gustan las despedidas. Por lo menos que no se enteren de que es prácticamente definitiva. Aunque… no creo que le importe demasiado a nadie… eso es bueno. Hay más cosas buenas, desde luego. Volver a casa siempre es bueno… creo. El hijo pródigo ha vuelto! Podré volver a pelearme con mi hermano…
Pero sé que no voy a levantar cabeza como me vaya… que no tengo elección… que probablemente… yo sé.
Dicen que ningún veterano de Vietnam está cuerdo, que todos tienen trastornos psicológicos. Que se levantan sudando y gritando en mitad de la noche porque a su cabeza han vuelto las imágenes de la guerra. Dicen que están todos tocados. Espero que no les pase eso a mis hombres… me sentiría culpable.

“El enemigo se ha ido
Pero pronto ha de volver
Cuando suenen sus tambores
De seguro moriré
Han muerto todos los míos
Solo yo… sigo en pie
Todos eran mis amigos
Pero pronto los veré
Pues yo también estoy herido
Herido de gravedad
Lo sé al ver correr mi sangre
Ávida de mi escapar
De este cuerpo malherido
Que nunca dudó en arriesgar
Su vida en pos de un sueño
Que ya no conseguirá
Me ataré a mi estandarte
Fiel símbolo de mi fe
Si llega antes la muerte
Que ellos me encuentren en pie
En pie y desafiante
Como siempre yo viví
Que tengan claro en sus mentes
Que yo jamás me rendí
Y estoy perdiendo el sentido
Ya casi no puedo ver
Muerte espera un momento
Que pronto han de volver
Veo venir una dama sonriendo hacia mí
Si esa dama es la muerte
¿Quién tiene miedo a morir?
Viene cantando una nana
De mi tierra natal
Me la cantaba mi madre
Nunca la podré olvidar.
Oh, oh, oh…”
Nana, Warcry

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé ni que decirte... :(

Anónimo dijo...

Alo, no sé a que te refieres con dejarlo todo? Me imagino que ya te has aburrido de esta estupida aventura que iniciasteis. No te irá muy bien si te quieres venir, ni a ti ni al otro capullo como tu. Ya os dije que erais un par de pringaos y asi parece ser. Solo me alegro de que estes en esa situación pero, sinceramente creo que deverias quedarte donde estes por que aqui no pintas nada. Encuentra tu sitio de una vez y deja al mundo vivir a su aire.

Creative Commons License
Esta obra está publicada bajo una licencia Creative Commons.