miércoles, 5 de octubre de 2005

Cuando dormir es lo mejor de la vida

Efectivamente, dormir... Sin duda alguna es de lo mejor de la vida, si no, lo mejor. No hay risas con amigos, ni cerveza en un bar, ni partido de futbol, ni hacer el mal... bueno, hacer el mal... esta ahí, ahí. "Es triste", pensarán algunos. Puede, pero es así. Esa sensación de paz, de tranquilidad, de comodidad, de silencio, ese escalofrío por la espalda, esa sonrisa de gusto... brutal. Cuando te despiertas un domingo, son las 11, no tienes prisa... esa primera vuelta de la mañana, y la segunda, y el sueño breve pero intenso en el que no sabes si es real hasta que... ¡pam! un sobresalto y te despiertas... ay! (suspiro).
Morfeo, ese Dios pícaro, sin duda uno de mis favoritos.
No es lo mismo, ciertamente, cuando suena el odioso despertador y tienes que madrugar... no es lo mismo. Esa sensación de pesadez, de que algo te ata a las sábanas y no puedes desprenderte... esa desazón, esa desgana... Ese mal genio... de algunos.
Sin duda el peor aspecto de todos. Pero es un pequeño contra en una montaña de pros. Me quedo durmiendo. Que sueñen con... mejor no lo digo.

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